¡Mi querida maestra!

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Yo siento que en el tono de tu
voz hay melodía de la voz de mi
madre, cuando preocupada
desea orientarme;
y en tu mirar visualizas mi
pensamiento como ella solamente,
siempre sabe hacerlo.

Mi querida maestra, que mi
travesura no te impaciente.

Estoy ensayándome a crear mi
personalidad, comienzo a creer
que el mundo es mío. Enséñame el
límite que debo compartir con los
demás.

Creo que debo ser responsable,
para qué y por qué ... ? Debo ser
honesto ... y si no lo soy, a quien
perjudico? Y por qué es bueno ser
pulcro ... aseado en mis deberes y en
mi vestir? Por qué considerar que
mi escuela es un templo del saber,
que debo cuidar y adornar...?

Creo que ya son muchas mis
preguntas, que mucho tiempo
estaremos aún juntos contigo y mis
compañeros. Muchas cosas mi
querida maestra, sin preguntarte
irás contando y enseñándonos con
cariño.

Gracias por todo ello...

Te amamos como a nuestra
adorada madre.