Nunca deseo generalizar y no pretendo hacerlo ahora, pero en forma muy genérica, a más de uno nos pasó o al menos tenemos algún amigo que nos recuerde las cosas que se han dejado de hacer al estar tan conectados.
- Saber la fecha de cumpleaños del amigo. Antes era más fácil, extrañamente esperamos a que Facebook nos avise siempre y cuando el amigo tenga configurada esta opción y no haya mentido con su fecha de nacimiento.
- Enviar un mensaje de texto o quedar días antes para algún encuentro. Todo era por anticipado, las reuniones se organizaban y se notificaban en la vida real.
- Conocíamos a todos nuestros amigos. Identificábamos u categorizábamos por roles sociales, amigos, conocidos, vecinos, familiares, desconocidos. Hoy todos son amigos o contactos en Whatsapp.
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- No necesitábamos contraseñas ni plan de datos para comunicarnos. Esto lo hacíamos en forma presencial, durante una ronda de tereré, comida, viaje en colectivo, donde sea, solo se necesitaba ganas de hablar.
- No había Selfie, tampoco #TBT. Las fotografías no son solitarias, se tomaban con amigos, entre amigos y solo uno las revelaba y se las mostraba semanas después. Los TBT eran compartidos cualquier día, sin importar que sea un jueves.
- Nuestras fotos, solo en casa. Esas fotos sólo mostrábamos a los amigos que estaban en casa y no salían de allí, nadie podía copiarlas y compartirlas. Los comentarios y los Me Gusta quedaban allí.
- Los mensajes eran esporádicos. Los SMS no tenían el “Visto” o “Leído”, estábamos acostumbrados a responder después de minutos, incluso horas y nada pasaba, aunque andábamos más comunicados, estábamos menos conectados.
- Los Memes se encontraban en la parte posterior del cuaderno. Esos dibujos, esas caricaturas hacían volar la imaginación, lo admirábamos en el aula sin necesidad de enviarlo por cadena en WhatsApp o en grupos de Facebook.
- La diversión no dependía del plan de datos o el wifi. Cualquier cartón vacío, bicicleta sin ruedas o piedra era bueno para pasar el tiempo ideando, jugando, imaginando un mundo de posibilidades.
- El estatus no dependía de la cantidad de contactos. Nadie preguntaba cuántos amigos tenías, nadie sabía cuántos “Me Gusta” recibió tu último escrito y la autoafirmación era moderada.
- No publicábamos ni estábamos pendiente del muro de todos. No pasábamos horas al día escribiendo o mirando el muro de los demás, lo que hacen, lo que tienen, con quiénes están.
- Usábamos palabras, no Hashtags ni emoticones. Las expresiones eran textuales, posiblemente directas, poco claras o contundentes, pero las expresábamos con palabras, no con ideas, símbolos ni imágenes como nuestros antecesores.
¿Qué más hacíamos y dejamos de hacer?