La planta, ubicada en la ciudad de Isahaya, en la prefectura de Nagasaki (sur de Japón), será la primera que la empresa japonesa construya en territorio nacional en 20 años y producirá piezas de cerámica utilizadas en equipos de fabricación de semiconductores.
"Actualmente, en la industria electrónica, los terminales de comunicación, como los teléfonos inteligentes y los equipos relacionados con los semiconductores, se están volviendo más pequeños y funcionales. Se espera que la demanda de componentes siga creciendo en varios campos", señaló la compañía en dicho comunicado.
Existe una demanda creciente de componentes cerámicos para sistemas de fotolitografía -uno de los procesos más importantes y costosos en la producción de semiconductores- ya que resultan más resistentes que los de metal a la expansión térmica y la corrosión.
La empresa comenzará la construcción de la planta en 2023, que abrirá en 2025 y empezará la producción en 2026, con un plan para generar unos 25.000 millones de yenes en ventas al año (unos 174 millones de euros) para el año 2028.
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Esta será la primera instalación de la compañía en el país desde 2005, cuando abrieron la planta en la prefectura de Kioto y se sitúa en la ciudad de Isahaya, la misma en la que el grupo Sony tiene un complejo de operaciones para la producción de sensores de imagen para teléfonos móviles.
El anuncio de Kyocera se produce días después de que el Ejecutivo japonés anunciara que aspira a triplicar sus ventas en el mercado de chips en los próximos siete años, con el fin de poder competir con otras grandes potencias productoras como China o Corea del Sur.