“Estoy muy contento, pero no salto de alegría porque hay mucha gente sufriendo este año, así que quiero permanecer recatado”, dijo Ogier al término de la última prueba especial de 2020, un verdadero campo de minas en las pistas de servicio alrededor del legendario circuito de Monza.
Luego de cuatro títulos con Volkswagen (2013-2016) y dos con Ford (2017, 2018) en la escudería privada M-Sport, Ogier, de 36 años, emula a la leyenda finlandesa Juha Kankkünen, el único piloto campeón con vehículos de tres marcas diferentes (Peugeot, Lancia, Toyota).
El galo también iguala, en Fórmula 1, a Lewis Hamilton y Michael Schumacher, y ‘solo’ está a dos campeonatos de Sébastien Loeb, su antiguo mentor.
Para ceñirse esta séptima corona al final de una temporada de WRC reducida a la mitad y suspendida durante cinco meses por la pandemia de coronavirus, Ogier tuvo que emplearse a fondo. Antes del confinamiento ganó en México, pero no creía mucho en este séptimo título.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
La competición volvió y, a falta de un rally por disputar, su compañero de equipo Elfyn Evans le sacaba 14 puntos en el campeonato. Ogier no se escondió: “No tengo nada que perder, voy a intentarlo todo”, dijo antes de esta séptima prueba de la temporada, inédita en el WRC.
La única mancha en el triunfo final de Ogier fue el campeonato de constructores. La escudería Toyota finalizó segunda en el Mundial por detrás de Hyundai, que conservó el cetro merced al doble podio de Tänak y Sordo.
