El base español, que ha escrito un par de libros en los que se hace referencia a Delibasic, compartió con EFE recuerdos y anécdotas de uno de los más grandes jugadores europeos de baloncesto.
Preguntado por si era mejor jugador o persona, Corbalán manifestó que "aglutinaba ambas, pero cuando uno es tan buen jugador es difícil ser mejor persona. Atesoraba una calidad humana enorme, pero no creo que alguien tenga que ser ejemplo en todo, era una persona normal, aunque tenía unas dotes especiales para llegar al corazón de la gente porque se mimetizaba y acababa siendo parte del sitio al que llegaba. Mirza fue uno de los mejores españoles que yo he conocido", afirmó Corbalán.
"Pero desde un punto de vista filosófico habría sido un magnífico apátrida, porque hay apátridas que son mejores que muchos nacionalistas", añadió.
Comparar el juego de hace cuarenta años con el actual es imposible, pero para Corbalán no hay duda de que "una persona con la clase de Mirza y el entrenamiento actual, sería igual de fuerte que cualquiera pero sabría jugar mejor que la mayoría".
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Delibasic no era lo que podríamos decir un deportista modelo porque fumaba, bebía y le gustaban los juegos de azar.
"Mirza no tiene por qué ser un ejemplo de todo. Si quiero hacer un equipo de fútbol no busco chicos inteligentes y educados, sino chicos que sepan jugar. Es más fácil enseñarles educación que enseñarles a jugar al fútbol. Mirza jugaba muy bien al baloncesto, pero las virtudes y defectos se combinan al azar según la segunda ley de Mendel. Puedes ser un gran jugador y tocar el piano y luego ser un borracho y estar por las esquinas", aseguró el exjugador y médico.
El Madrid fichó a un alero tirador y se encontró con "un aglutinante del equipo. Yo era el base de ese equipo y tener un escolta como Mirza era magnífico porque suponía una descarga. Mirza para el Madrid de aquella época fue un regalo desde el punto de vista de imaginación del juego y desde el punto de vita de reencontrarnos todos los jugadores como la familia que habíamos sido".
"Mirza nos decía la suerte que teníamos por todo lo que teníamos aquí. Él que venia de la Europa del Este, del Telón de Acero, nos hizo ver que teníamos muchas cosas por las que sentirnos orgullosos y contentos", cuenta Corbalán.
"Con su sabiduría vulgar, no era nada académico, nos supo dar ese puntito de orgullo de ser del Real Madrid, madrileño y español", añadió.
Para Corbalán, todo un mito en el deporte español y europeo, Delibasic solo es comparable a Michael Jordan.
"Conocí a Mirza en su mejor expresión en el campeonato junior de Zadar en 1972. Entre el 72 y el 76, en los JJOO de Montreal, Mirza tuvo los mejores años como explosión del deportista y en esos años podía ser exactamente igual que el Jordan que se inicia en la Universidad de North Carolina", afirmó.
"Luego tuvo una magnífica carrera en el Bosna Sarajevo, mejor que en la selección de Yugoslavia, donde había más jugadores que le podían hacer sombra. Y más tarde vino con nosotros en el 81", siguió.
Las anécdotas sobre la figura de Delibasic describen muy bien a la persona.
"Tenía tres años firmados, pero en el segundo no ganamos la Liga y el Madrid decidió cortarlo. El club le comunicó que no seguía pero que le pagaría el contrato completo y él dijo que no cobrara lo que no trabajaba y nada más salir del despacho se fue a hacerse socio del club", comentó el exbase.
Otro dato es que a "Mirza le encantaba jugar al mus y era un magnífico jugador. Cuando tenía tiempo iba a jugar con antiguas glorias del fútbol a un pub que tenía Goyo Benito en la Castellana".
Ya aquejado por la enfermedad, Delibasic rindió un último servicio a Bosnia y Herzegovina y al baloncesto entrenando a su joven selección en el Europeo de 1993.
"En el 93 Sarajevo estaba bloqueado por francotiradores y la única manera de salir era cruzar las pistas del aeropuerto, unos 800 metros. De noche y de dos en dos, al estilo 'La gran evasión', los jugadores fueron cruzando. Mirza en el 93 ya estaba muy mal físicamente y a los 40 metros o poco más se sentó en la pista y se puso a encender un cigarrillo", cuenta Corbalán.
"Su acompañante se volvió y le hizo ver lo peligroso de la situación y él le dijo que si le tenían que matar que lo hicieran mientras fumaba. Luego está la leyenda, cosa que no puedo asegurar, de que los francotiradores le reconocieron y decidieron no dispararle", siguió.
"Mirza no vivió deprisa, pero la vida si pasó deprisa por Mirza. Tenía una parte nihilista, autodestructiva. Nos dijo que empezó a fumar a los 7 años. Tenía despego a la vida, pero luego, cuando estaba bien, la vivía con pasión", finalizó Juan Antonio Corbalán.
