Un partido marcado por acciones desafortunadas
El partido tuvo un arranque impetuoso, prometedor. En un fútbol lento como el nuestro, ver un juego dinámico desde el pitazo inicial resulta difícil. Lo propuso “Resi”, que exigió un par de veces al argentino Ojeda. Mantener el nivel era la misión del conjunto del “Bajo”.
La respuesta solense fue inmediata, con el ajuste de algunas piezas, sobre todo en el mediocampo y el buen manejo del balón. El arquero brasileño Rhuan tuvo igualmente buenas intervenciones. Pintaba bien la cuestión hasta que todo volvió a la “normalidad”, el ritmo pausado, con toques laterales. Todo pasó a transcurrir en “cámara lenta”. Las faltas eran aprovechadas para hacer pasar tiempo y la pausa para la hidratación parecía interminable.
El primer tiempo fue de mayor a menor. Intentos de los dos equipos, sobre todo con las acciones de pelota quieta. Al vestuario, con el marcador en blanco, con cosas por corregir de cara a la etapa final.
Roberto Torres introdujo dos variantes en el Triángulo rojo para la reanudación. Ingresaron Duffard y Jorge Ortega. En una acción desafortunada, el primero conectó un centro y batió su propio portal. El aporte del experimentado atacante fue escaso. Su larga inactividad le pasa factura.
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De la nada, los danzarines se encontraban al frente en el marcador y tuvieron un pasaje favorable, generando oportunidades propicias para aumentar la diferencia, aunque las resoluciones fueron fallidas.
El mérito de Resistencia fue no bajar los brazos, pese a que las cosas no estaban saliendo. Presionó en busca del empate, que llegó de una manera sorpresiva. Córner de Wildo Alonso interceptado por Jacquet, quien registró el autogol. Como si fuese una devolución de gentileza.