Sol cometió errores que costaron caro
Rolando García Guerreño sacó todos los números de la rifa. Anotó el gol académico, cometió el penal para el empate y un despeje suyo fue aprovechado para el segundo tanto local, en un primer tiempo vibrante, de golpe por golpe.
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El zaguero había ido para el cobro de un tiro de esquina, siguió la acción siguiente y luego de la asistencia de Gaona Lugo, estableció el 1-0 con un frentazo.
Poco después, un brazo estirado fue sancionado con penal, concretado de forma serena por Santiago Salcedo. En los tramos finales, el goleador histórico de nuestro fútbol capturó el rechazo defensivo y puso en ventaja a los unicolores con un derechazo para llegar a 159 anotaciones.
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El conductor académico Pedro Sarabia apeló a algunos cambios con respecto al elenco estable y no le fue bien. El mediocampo no tuvo la misma consistencia, por lo que sufrió tanto para la contención como para la generación de juego.
El Danzarín tuvo la virtud de no bajar los brazos cuando estuvo en desventaja, mantuvo la misma línea y su orden le permitió pasar de perdedor a ganador.
El triple cambio introducido para el reinicio le dio otra imagen a la Academia, que llegó a la paridad no por su mejoría, sino por un error de salida entre el arquero Ojeda y el volante Quiñóñez, al que le dio la famosa “pelota tata”. Recuperación de Ríos, traslado de Danilo y resolución del volante argentino, apodado “Chueco”.
Como si todo eso fuera poco, Ojeda salió a “cazar mariposas” en un servicio de esquina de Santacruz y en el segundo palo definió Núñez para el 3-2 definitivo.
Guiñazú debería darse cuenta que la salida pulcra desde el fondo con el balón al ras del piso “no pega ni con chicle”. Para eso, se necesita precisión y técnica, cualidades que no distinguen precisamente a la mayoría de nuestros futbolistas.
