Nelson Haedo Valdez: Cerro, Alemania, la puntualidad, sus padres y el futuro

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El efecto que generó la pandemia en Cerro Porteño fue contrario al resto. Mientras los demás sufrían física y futbolísticamente durante el reinicio en julio, el Ciclón daba señales de vida y descubría a todos una metaformosis extraordinaria. De quedar eliminado de la Copa Libertadores, caer hasta el sexto lugar del torneo Apertura y de tener hasta disputas con la directiva por salarios atrasados, el equipo de Francisco Arce saltó a la imbatibilidad. Derrotó a todos los rivales del campeonato, sorteó suspensiones y lesiones, ascendió al primer lugar y conquistó el título deleitando a propios y ajenos con el fútbol de posesión.

Pero qué pasó para que todo sea tan diferente después de meses de encierro, donde cada uno entrenaba aguardando el retorno de la actividad. El tiempo de pretemporada estuvo limitado por tareas otra vez individuales, cuidando sanitariamente a los protagonistas del juego. En el primer partido, en La Nueva Olla vacía, Cerro sorprendió y venció 2-1 a Libertad. Fue el primer paso a lo que muy pocos imaginaban o creían. Una razón tiene que existir. O varias. Y sí es más el conjunto de circunstancias vividas, que gracias a la victoria contra e Gumarelo, generaron confianza para no detener la marcha hacia la consagración de campeón.

Nelson Haedo Valdez seguirá fuera del equipo.
Nelson Haedo Valdez seguirá fuera del equipo.

En esta exclusiva con Nelson Haedo Valdez, conociendo a la persona detrás del jugador, el atacante de 37 años revela un capítulo que ayudó para marcar un antes y un después, acompañado del trabajo de Francisco Arce, en el plantel. “Unos días antes de ese partido, me llamó Diego Churín y me dijo que tenía una preocupación. Me dijo que no estábamos entrenando bien, ‘no sé qué le pasa a los jóvenes’. Yo estaba afuera por un problema en el talón y a lo mejor no veía eso en el plantel. Le dije que haría una reunión y que iba a hablar yo. Llamé a todos los jóvenes, a todo el plantel, sin el técnico. Le dije a todos que si esto sigue así vamos a ir a la ruina”, comenzó.

“Algunos no estaban entrenando bien, no daban el cien por ciento, a otros no les importaba. Entonces reclame eso y les dije que muestren algo de rabia por lo menos porque nosotros veníamos de una pelea con los dirigentes, estaba la pandemia, y pedí que demuestren algo de rabia o sacudirse. ‘Tenemos un campeonato por delante, cualquier cosa puede pasar. Estábamos a diez o doce punto atrás. Nadie nos da un peso y no tenemos nada que perder’ les dije. Di algunos nombres, le mencioné también a Pulpito (Alexis Duarte). ‘Entre los jóvenes que más gusta es Pulpito, tiene personalidad. Él me pega siempre, le pega a todos, y no me pide disculpas’”, continuó.

Torneo Apertura 2020, Entrenamientos.
Nelson Haedo Valdez en la Ollita durante la práctica de Cerro Porteño.

“Les dije que ellos iban a ser protagonistas, Hablé con Álan (Rodríguez) también, diciéndole que a veces estaba muy arriba y después muy abajo, que ya llevaba tiempo con nosotros y que tenía que aprovechar a Arce porque con Russo no había ni cinco jóvenes. Hablé como una hora y luego empezaron a hablar diciendo que el profe no los ponía en la posición en la que querían jugar. Le dije que ellos iban a sacarnos de esta. Ese fue un aporte mío y de Diego (Churín). Fue una sacudida, pero no es un factor que gracias a la charla fuimos a reventar todo. Ayudo en algo, porque comenzamos a ganar y los jóvenes comenzaron a tener confianza y a ver que podían ganar”, siguió.

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“Luego los dirigentes comenzaron a cumplir, los entrenadores comenzaron a acercarse. Fue todo un compacto de cosas y el profe Francisco Arce tiene una gran mano en esto”, destacó Haedo en referencia al entrenador paraguaríense, que según el delantero nunca preguntó cuál fue la razón de la conversación. “Yo creo que se dio cuenta porque el segundo entrenador me preguntó qué pasó por eso la reunión. Pero Arce nunca me preguntó ni tampoco yo le conté. Nunca fue un reto, solo era para abrirle los ojos”, puntualizó Nelson, quien aún desea continuar y terminar su carrera en el club de sus amores, pero que hasta aquí desconoce su futuro.

“Todavía no hablamos de eso. Tampoco soy yo de tocar la puerta para decir ‘mirá, acá estoy’. Si pasa, pasa y sino, vemos que rumbo tomar. Me siento todavía muy bien para jugar. A mi me gustaría, personalmente me gustaría, pero no soy de ir a tocar esa puerta. Si se abre, bien y si no, hay que ver que pasa. Mi prioridad es siempre estar en Cerro, pero no depende de mí. De mi parte, estar bien en los partidos que quedan y al final ver qué pasa (…) Me siento con ritmo para jugar, y si no es en Cerro, veremos dónde. No somos de hablar al respecto (renovación con Arce), sino de lo profesional. Él en su labor y yo en la mía”, explicó.

Francisco Arce
Francisco Arce

”Un añito más quiero jugar y después ir viendo. Cumplí 37, pero me siento bien físicamente, con muchas ganas, mientras que esa rabia después de perder siga yo creo que me siento todavía jugador. Seguiré todavía mientras tenga pasión y cosquilleo en los entrenamientos (…) Trato siempre de dar para el bien de donde estoy y trabajo. No soy una persona negativa, al contrario. Siempre para adelante. Juegue o no, eso no va a cambiar. Trato desde mi profesionalismo y disciplina dar ejemplos, eso ve en mí el profe. Mi virtud más grande es ir para adelante, el empuje”, añadió el exBorussia Dortmund, quien alabó a los jóvenes con quienes comparte en la plantilla.

“En Cerro hay muy buenos jóvenes, son disciplinados, que si siguen por este rumbo Cerro va a tener muy buenos jugadores. Me saco el sombrero a todos los jóvenes que están en Cerro. Trato siempre de hablar con quienes están más débiles, de levantarle el ánimo y de decirle que el fútbol es así, pero que mañana es diferente, Fredy Vera, Josué Colmán o el mismo Óscar Ruiz cuando no juega. En mi caso, hace un año querían que sea presidente, delegado, capitán y jugador, los que sea, en Cerro y hoy en día estar o no estar no le importa a nadie. No hay que perder la humildad cuando estás muy arriba porque te ayudará cuando estás muy abajo y otros te van a estirar la mano”, señaló.

Fraternal saludo del capitán azulgrana, Nelson Haedo Valdez, y el señor técnico, el uruguayo Gregorio Pérez, un conocido de la afición paraguaya.
Fraternal saludo del capitán azulgrana, Nelson Haedo Valdez, y el señor técnico, el uruguayo Gregorio Pérez, un conocido de la afición paraguaya.

Pese a no tener una conversación muy fluida o amistosa, Haedo dejó que la relación de Arce es muy buena. “Fui uno de los que siempre pidió por él. Si recuerdan siempre fui el dijo que si van a a trabajar con los jóvenes, el indicado fue Chiqui Arce. Con Russo los jóvenes no tenían oportunidades, porque el solo quería apostar a los campeonatos internacionales y apostaba siempre con los experimentados. Yo conociéndole a Arce de la selección y de Rubio Ñu, le dije a los jóvenes que este era la oportunidad para jugar. Por eso cuando el presidente dijo que iba a volver las raíces, que era apostar por los canteros, el indicado era Arce y él está demostrando”, apuntó.

De la gradería de Tembetary al sótano en Alemania

En esta entrevista con Haedo, recorrimos la vida que inició en Alemania después de volar del humilde Tembetary a las inferiores del Werder Bremen. “En el tiempo en el que yo jugaba había empresarios que te decían ' yo te voy a llevar’ y perdían credibilidad. El día que yo tuve claro de que iba a viajar fue cuando tenía los tickets de vuelo en la mano. Para mí fue como ganar la lotería. Era un sueño hecho realidad por más que haya sido ir a hacer prueba. Era el gran salto de llegar a jugar a Europa. El paso gigantesco de un niño del interior soñó. A todos le cuesta dejar su lugar de comodidad. Donde estaba yo en Paraguay, la comodidad era otra cosa. Dejé todo y me tiré por un sueño. Tenía mucha fe de poder lograrlo. En ningún momento fue una opción”, recuerda.

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“Pasé cosas muy malas, pero me hicieron más fuertes. Perdí personas que marcaron mi niñez. Dejé mi familia con 15 años, viví bajo las graderías. En Alemania pasé tres meses sin dormir y sin saber qué comer. Solo pedía lo que había en la vitrina, que eran pollo y papa frita. Ese es el Nelson que la gente no conoce. Presentarse a un entrenamiento en el que no entiendes absolutamente nada de lo que dicen. Te sentís un boludo porque estas parado y luego te estiran de aquí para allá y para acá. Por esa razón, aprendí el alemán y a los seis meses ya estaba dando entrevistas en alemán. Jugaba sin dormir por extrañar a la familia, por los cambios de horarios y del clima. Esas cosas me forjaron a lo que soy, a valorar lo que soy y lo que tengo. Soy un agradecido con Dios y a toda mi familia”, valora.

“Lo que yo buscaba solo a alguien que hable tu idioma. Yo tuve amistades, digamos “callejeras” porque la mayoría eran de República Dominicana, del Caribe. Tenía amistades que eran de Venezuela. Uno era DJ, el otro era portero de discoteca y otro trabajaba en un restaurante. Yo no solía del restaurante. Pasaban cosas en frente de mí, en el que un jugador que no es bien centrado se puede desviar por la vida que llevaban mis amigos”, enfatiza.

La puntualidad, el aprendizaje en Alemania

”Alemania me moldeó en ser más profesional, más centrado y más puntual. El profesionalismo me creo un jugador muy disciplinado. Hoy día nos peleamos en casa porque soy más alemán que mi señora en la puntualidad. A los tres días aprendí la mentalidad de los alemanes. El presidente del club me buscaba todos los días porque era el único que hablaba español. Yo estaba en el sótano de un hotel dos estrellas, que para mí era un castillo. El primer día me dice ‘a las 08:00 te paso a buscar”. Yo paraguayo, salgo a las 08:05, pero bien, me lleva. Al otro día, 08:10 salgo, me lleva pero ya era un señor molesto. Al tercer días, salgo 08:02 y digo ‘que puntual soy’. Pero subo y me dice ‘Mirá pendejo, nosotros acá en Alemania lo que más respetamos en la puntualidad. Yo no voy a estar acá esperándote. La última vez que te espero después de las 08:00. Si no estás a las 8:00, me voy y ve como llegas. Al otro, ya estaba esperándole a las 07:30″, relató entre risas.

El primer sueldo y la vida para sus padre

”Mi primer sueldo fue de 300 euros, cuando estaba en la juvenil. La play station costaba 500 euros. Pedí al presidente un aumento para comprarme un play station y un tele. Yo solamente tenía una cama en el internado donde estaba. Pero mi primera plata grande fue veinte mil dólares y con esa plata, mi papá trabajaba de obrajero, con madera, como somos de Caaguzú eran rolleros y era peligroso porque yo perdí a mi primo hermano y mi tío quedó paralítico así. Entonces, mi promesa fue quitarle a mi papá de ese trabajo peligroso y darle algo que realmente le guste, como el campo. Vine con esa plata y le compré un terreno, setenta hectáreas, más veintidós cabezas de vaca. Ese fue un regalo”, revela Haedo, quien también jugó en España, Arabia Saudita, Grecia y Estados Unidos.

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“En mi familia, hasta hoy día, si no trabajan se enferman. Crecieron así. Son personas que de nacimiento están para trabajar y yo lo tengo de ahí. Mi papá llegaba a las once de la noche de trabajar y estaba levantado a las tres de la madrugada para volver a salir a trabajar. Uno crece con la mentalidad de trabajar y que nada es regalado en la vida (…) Che ndahechairamo pe plata. Muchos futbolistas son egoístas y no gastan en sus padres. La otra plata grande que gane de la transferencia de US$ 500.000 vine a Coronel Oviedo y le construí una casa a mis padres. Gasté todo ahí. Yo gasto por la gente que quiero. La gente me reta por los regalos a mi señora, pero es un agradecimiento. El dinero, yo creo, también le enseño a mis hijos, que va a pasar siempre”, comentó.

“Condisero que he cumplido. Como hijo no tengo nada que reprocharme, en vida trato de darle el máximo a mis padres y no simplemente en lo económico. Trato de estar con ellos. Con mi mamá escribimos todos los días. Si a las nueve o las diez de la mañana no le escribo, ya me llama a preguntar qué pasa. Somos más cercanos, cosa que nunca había pasado antes. Somos de generaciones totalmente diferentes. La generación de ella fue a palos; mi generación de niñez fue a palos, pero mi generación con mi hijos ya es de otro roce o trato. Mi señora me enseñó eso también. Yo venía de Europa cuatro o cinco meses después y le saluda a mi papá con un ‘mba’eteko’ y ya está. Entonces mi señora me decía ‘¿no le abrazas a tu papá?’ ‘¿No le das un beso a tu mamá?’. De niño nunca aprendí eso porque creímos a palos. Entonces era raro, abrazarse y dar besos. Hoy sí nos abrazamos. Hay que tratar de agradecer en vida”, puntualizó.

La pandemia y un gesto solidario

”Nos chocó a todos. A pocos para bien y a muchos para mal. A mi me transformó como persona. En los veinte años que jugué, estuve en casa casi cuarenta días. Era algo nuevo, algo lindo para mí. Aprendí y conviví haciéndome la idea de como sería cuando me deje del fútbol. Eso me hizo bien, compartir más con mi familia”, admitió Nelson, quien reconoció haber ayudado económicamente al plantel de General Díaz cuando los futbolistas del club luqueño no percibían sus haberes por varios meses.

“Dar para recibir. No le cuentes a la mano derecha lo que haces con la izquierda. Trato de ser buena persona, trato de ayudar. A veces uno mal interpreta, yo recibo miles de pedidos de ayuda. Ayudo a dos o tres y esos nueve mil se van a enojar. Entonces es difícil decir ‘yo ayudo a fulano o mengano’. Entonces trato de que no se sepa y si hago me siento a gusto y feliz. Antes lo demostraba y no me parecía mal hacerlo. Hay muchas personas que pueden ayudar como yo. Pero hoy en día ya pase esa etapa de mostrar. Hoy lo hago, pero me quedo yo con eso, con el gusto y la conciencia”.

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La vida después del fútbol

”La razón por la que volví a Paraguay fue Cerro Porteño. Donde estoy me siento feliz y llevamos cuatro años ya. Fue primera razón para volver. Después volver a Paraguay era un sueño, estar cerca de mis padres aunque siempre que estuve en Alemania o Estados Unidos, le llevaba a ellos. Si yo no podía venir en las fiestas, llevaba a mis padres. Nunca les abandoné, siempre están conmigo. Independientemente a dónde viva mañana porque mi familia es europea y de los negocias, viviríamos en las dos partes. Es un futuro cercano, pero incierto. Me gustaría jugar un año o dos y luego veremos donde nos asentamos”, cuenta el ofensivo, que reconoce que a pesar de la experiencia, sigue sin disfrutar del fútbol.

“No aprendí a disfrutar. Siempre digo ‘ovalema Nelson’, pero siempre choca mucho no ganar. Los sentimientos que tenemos los futbolistas son una montaña rusa. Mi carácter fue siempre disfrutar de las victorias y mejorar de las derrotas. En Paraguay somos todos muy “rambo” en las pantallas o en las redes, pero después en la calle son los primeros que te saludan o te piden una foto. Yo siempre estoy agradecido con el respeto de la gente que han demostrado”, culminó.