El “Káiser” auriazul

Debutó en Primera hace apenas dos años y hoy por hoy es un líder indiscutible del Sportivo Luqueño, donde es considerado el máximo ídolo de la actualidad. Hablamos de José Leguizamón, el “Káiser” goleador que tiene el auriazul y que pide selección.

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El aregüeño José Ramón Leguizamón es el capitán sin brazalete que tiene el Sportivo Luqueño. Es líder dentro y fuera de la cancha, según lo expresó el propio entrenador Eduardo Rivera, quien fue el gran artífice de su consolidación al cambiarlo de posición dentro del campo de juego.

Carácter, personalidad, rudeza, mucha técnica y un rostro poco amigable dentro de la cancha lo convierten en uno de los defensores centrales más completos y más regulares del fútbol paraguayo actualmente. En el campo de juego es una “bestia”, pero charlando con él es un verdadero señor, que no tiene inconvenientes de contar cómo llegó a consolidar este nivel y cuánto le costó superar la barrera de jugador del montón a un indiscutible de Primera.

Leguizamón comenzó su carrera a temprana edad en su ciudad, Areguá. Allí jugó hasta los 19 años en el equipo “Unión Paraguaya, luego quiso emprender una aventura afuera y llegó primero a Luque para jugar en la Liga Luqueña. Después, tuvo una breve pasantía de tres meses en Rubio Ñu, con el que ascendió a Primera División para luego ir a probar suerte en la Reserva de Sportivo Luqueño, donde quedó en la primera prueba, siempre jugando como volante central.

Una curiosidad es que, a los 17 años, José fue a probar en Olimpia, pero no lo tuvieron en cuenta. “Me quedé una semana, recuerdo que el profesor era César Castro, después me dijeron que no iban a contar conmigo, fue un poco frustrante”, comenta el hoy consolidado zaguero auriazul.

Después de jugar seis meses en la Reserva de Luqueño, Pablo Caballero lo alzó a Primera División, aunque sin poder debutar aún. Recién a los 22 años pudo disputar sus primeros minutos en la máxima categoría de nuestro fútbol y fue de mano de José Cardozo, quien entonces dirigía al cuadro azul y oro. Tras la salida de “Pepe”, tuvo mucha continuidad con Alicio Solalinde como mediocampista, pero luego llegó el actual entrenador, Eduardo Rivera, con quien no iba a tener lugar en el once inicial, menos como volante.

Un día (de 2014), Leguizamón fue consultado por el DT si no quería probar de zaguero central, pues en el medio ya había cupo lleno. Aunque muy en el fondo no le gustaba el puesto al principio, por la necesidad de querer jugar y tener espacio en el once titular no dudó en decirle a Rivera que no tenía problemas de cumplir la función que le pedía. “Calculé un poco, porque es riesgoso, pero quería jugar, me arriesgué y gracias a Dios estoy contento por haber tenido esa decisión. Me siento muy cómodo jugando de central, hace rato ya juego ahí”, asegura.

Leguizamón es uno de los zagueros con más técnica del fútbol paraguayo, debido a su pasado de mediocampista, donde obviamente debía tener la virtud de distribuir y hacer jugar al resto de sus compañeros.

José agradece mucho a sus padres por haberle “aguantado” en los momentos más complicados, cuando este oficio aún no le reportaba rédito económico. Confiesa que siempre quiso ser futbolista, pero hubo momentos muy complicados en los que incluso pensó dejar el fútbol.

“Siempre quise ser futbolista, desde chiquito soñaba jugar en clubes de Primera, en la selección, se me están cumpliendo los sueños de a poco. Estoy agradecido a mi familia, siempre estuvieron conmigo, me dieron casi todo. Mi papá especialmente fue el que no me dejó caer en ningún momento. Recuerdo que una vez fui a hacer una prueba y, como no se daban las cosas (no se quedó en la prueba), le dije a mi papá que quería trabajar nomás ya con él, que es hasta ahora alfarero; le dije que quería vender planteras nomás ya, pero mi papá me dijo que confiaba en mí y que había jugadores que debutaban en Primera a los 22, 23 años y eso. No daba gusto, sabía que condiciones tenía, pero no tenía nombre ni nadie que me haga figurar en algún club”.

En los primeros tiempos en Sportivo Luqueño la cosa no era fácil, pues jugar en cualquier categoría siempre implica gastos: pasaje, indumentarias y muchas cosas más. Leguizamón recuerda como si fuera ayer cuando se probó los primeros botines profesionales, que le regaló un compañero que ya estaba jugando hace años en la máxima categoría. “Los primeros tiempos legalmente era hendy (difícil) para ser sincero, no era fácil. Por suerte cuando yo estaba subiendo recién me encontré con gente muy buena que me regalaba algunas cosas. Recuerdo muy bien que Reinaldo Ocampo me regaló un botín profesional nuevito, estaba muy feliz. Yo usaba uno que era más o menos lindo, pero no era profesional”, recuerda.

Uno de los sueños que José Leguizamón pudo cumplir fue jugar con uno de sus grandes ídolos: Denis Ramón Caniza, histórico jugador paraguayo que disputó cuatro mundiales. “Jamás me imaginé que de estar viendo a muchos ídolos, jugaría con ellos o contra ellos. Jugadores como Denis Caniza, Rodrigo López, es un privilegio único. Siempre me gustó cómo jugaba el “viejito” Caniza con quien tuve el privilegio de jugar. Aprendí mucho de él, a tocar mejor la pelota y no desesperarme, también me dijo que tenía que manejar las dos piernas y lo estoy consiguiendo”.

Ya cumplió su gran anhelo de jugar en la máxima categoría de nuestro fútbol, pero aún tiempo sueños por cumplir tanto en el aspecto personal como profesional. “Primeramente quiero que mis padres estén bien, darles toda la comodidad y luego me gustaría pensar en algún negocio familiar que le dé beneficios a ellos. No me quejo de lo que me dan en Luque, económicamente cumplen muy bien, pero todo jugador sueña con ser transferido, ojalá se me dé porque eso también representaría un mejor ingreso aún”, indicó.

Además de la transferencia, como todo jugador profesional, el zaguero auriazul sueña con vestir la Albirroja. Muchos reclamaron su no convocatoria para el amistoso ante Chile, pero él se mantiene tranquilo y cree que todo llegará en su momento. “Me pone muy contento que la gente hable de mí para la selección. Si en algún momento me llaman, estoy a las órdenes y defenderé con orgullo la camiseta de mi país. Tengo que trabajar el doble siempre ser tenido en cuenta, no hay que desesperarse”, sentenció el “Káiser”.

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