"Vistos los resultados deportivos cosechados en las últimas jornadas, se ha decidido acometer unas modificaciones estructurales en busca de la mejoría en el camino a la excelencia que merece una afición y una entidad como el Real Oviedo", reza el comunicado oficial, que alude directamente a las ocho jornadas que lleva el equipo sin conocer la victoria.
Con esta introducción oficializa el club la salida de Tito Blanco, que llegó a la entidad este mismo verano pero unas semanas antes de que Pachuca se hiciera con el control de la entidad -previamente en manos del Grupo Carso- y la del técnico vasco, un Jon Pérez Bolo al que los resultados de este arranque liguero han acabado por sentenciar a ojos de la nueva propiedad azul.
Los azules, que solo han ganado dos partidos, firmaron bajo sus órdenes cinco derrotas y cuatro empates que han relegado al equipo a los puestos de descenso y, tras sumar solo un punto de los últimos doce, Bolo se ve obligado ahora a hacer las maletas solo cuatro meses después de aterrizar en Oviedo.
La propia entidad oviedista ha confirmado ya que los entrenamientos del primer equipo estarán dirigidos de forma interina por Jaime Álvarez y Paco Fernández, entrenadores del filial y del juvenil carbayón, respectivamente.
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Ambos estarán en El Requexón este martes, y serán quienes inicien la semana de trabajo a la espera de que llegue el nuevo cuerpo técnico, del cual no se sabe aún la identidad pero cuya incorporación está prevista para los próximos días.
Sobre el terreno y al frente de estas modificaciones estructurales, están el presidente Martín Peláez y el director general Agustín Lleida, encargados de dar forma a un nuevo proyecto en el que está por ver también si este último -con experiencia previa en el cargo- asume el rol de director deportivo o si se incorpora un nuevo fichaje para dicha responsabilidad.
