“Digo que me siento orgulloso por mí y por mi equipo porque somos como una familia. Ganamos juntos y a veces perdemos juntos”, destacó el referí de 41 años que sucede al argentino Néstor Pitana, quien dirigió la final de Rusia 2018 que Francia le ganó por 4-2 a Croacia.
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La diferencia entre ambos es que Pitana también había sido designado para arbitrar el duelo inaugural de aquella Copa en el que los anfitriones golearon por 5-0 a Arabia Saudita, en tanto que Marciniak fue juez en este Mundial del duelo entre Francia y Dinamarca (2-1) en la fase de grupos, y el que Argentina le ganó por idéntico resultado a Australia en octavos de final.
“Ser el árbitro de una final de un Mundial es increíble”, reconoció el polaco al destacar que “en el último año y medio me tocó vivir un momento difícil”. “Sufría de taquicardia y al principio debí dejar de arbitrar. Sólo yo y mis colaboradores sabemos cuán duro fue para mí, pero ahora la vida me dio revancha”, afirmó.
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Antes de convertirse en árbitro, Marciniak fue futbolista, profesión que dejó tras ser expulsado en un partido que generó polémica con el juez que lo había expulsado, confesó.
