El pasado 25 de noviembre, Isakka Coulibaly, que no tenía trabajo ni vivienda, fue encontrado sin vida por las autoridades milanesas en un edificio abandonado que utilizan los sintecho como refugio para pasar las noches cerca de Ortica, una zona de la periferia de Milán.
Los medios de comunicación italianos achacaron la muerte del joven Isakka Coulibaly, de 27 años, al frío. Sin embargo, su técnico no cree que fuera así.
"He leído los periódicos, pero Isakka era un chico muy fuerte. No creo que muriera de frío, en Milán no hacía tanto frío. No es fácil saber qué ha pasado, estoy buscando información. Era un chico muy apasionado por el fútbol, le conocíamos muy bien", declaró a EFE Lassane Traore.
"Metieron su cuerpo en la ambulancia y ahora no sé si su cuerpo lo han enviado a África. Tampoco si lo sabe su familia", señaló Traoré, que se enteró de la muerte gracias a otro jugador del equipo.
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Isakka fue uno de los primeros en unirse a los 'Blue Boys' en 2018, año en el que se fundó el equipo, y era muy querido en el Sant Ambroeus, el primer equipo de refugiados de Milán con el que se entrenó en alguna ocasión, que nació de la unión de jugadores de diferentes conjuntos -entre los que se encontraba el 'Blue Boys'- y que ahora denuncia la injusticia.
"Si a Isakka se le hubiera permitido llevar una vida normal con papeles muy probablemente no estaríamos escribiendo este post, y él, con una vida normal, tal vez estaría pensando en cómo volver a empezar la liga tras el parón invernal", expresó el St.Ambreous en sus redes sociales.
"Isakka murió por no tener documentos, porque cuando no te permiten tenerlos te ves obligado a vivir y morir al margen de la sociedad, sin permiso de residencia, sin posibilidad de trabajar regularmente, sin posibilidad de alquilar una casa, conducir un coche o acceder a esos servicios básicos que se conceden a todo el mundo. La ilegalidad mata", sentenció el club milanés.
