Fue el trigésimo tercer encuentro de Liga consecutivo sin un penalti a favor del Atlético de Madrid. La mano de Busquets habría sido señalada desde el VAR hace unos meses. Sin embargo, en las últimas jornadas, se han dejado de castigar. La encuesta anónima de LaLiga a todos los clubes del fútbol profesional español lo dejó claro. El 100%, aseguró que "los profesionales no entienden el criterio de las manos". Fue un nuevo ejemplo.
. La petición de camiseta a Militao
El Celta había caído derrotado en el Santiago Bernabéu sin apenas oposición, con un pobre bagaje ofensivo y nula capacidad de reacción. La imagen del partido la protagonizó su entrenador, el portugués Carlos Carvalhal, cuando Mateu Lahoz pitó el final. Entró al césped maltrecho del Santiago Bernabéu y no para dirigirse al colegiado. Se acercó a un rival, Èder Militao, y le pidió la camiseta.
"Sé que pedirle la camiseta a un jugador en el campo no queda bien, pero yo soy así. Lo hago por mi hijo", justificó cuando fue cuestionado por la escena en rueda de prensa. La realidad es que desde la etapa en el Oporto conoce a Militao y, feliz con el reencuentro, no esperó a hacerlo en la intimidad, sin cámaras. Todo por cumplir el deseo de un hijo. Muy por encima de la crítica que ha recibido.
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. El abrazo de Gayá y Cavani
En las situaciones más difíciles, la responsabilidad recae sobre los jugadores con una experiencia mayor. En el Valencia son José Luis Gayá, referente del club, y el uruguayo Edinson Cavani. Del enfado hace una semana por una sustitución que no entendió, pasó a protagonizar un abrazo de puro sentimiento que refleja toda la tensión liberada de dos líderes de grupo.
Ya se buscaron en el primer tanto, de Samu Lino, en la carrera antes de buscar al protagonista del gol que ponía en ventaja al Valencia. La reacción del equipo de Baraja se confirmó con el segundo tanto, en propia puerta del Elche. Era lo de menos. En descenso, tras sufrir tantos partidos, nada impediría una celebración que muestra lo que se vive dentro del vestuario. Gayá fue a por Cavani, que habría marcado si Verdú no lo hubiese hecho al intentar despejar. Se arrodilló ante él, puso una frente pegada a la otra y se acabaron fundiendo en un abrazo repleto de sentimiento en la batalla. Una imagen de unión para lo que le viene en la lucha agónica por la permanencia.
. La ovación a Joaquín
En una semana especial, días después de anunciar que a final de temporada cuelga las botas, llegó la primera ovación en un estadio rival a Joaquín Sánchez. Leyenda del Betis y de LaLiga, las habría recibido en cada campo si hubiese anunciado antes su decisión. Fue en El Sadar donde comenzó a recibir todo el cariño que se ha ganado a pulso.
Perdía el Betis 3-1 cuando a los 65 minutos se produjo el cambio y la entrada al césped de Joaquín. La reacción de la grada fue inmediata. Horas después de ver su emotiva despedida, las lágrimas y el sentimiento a flor de piel del jugador. Ovación cerrada y aficionados en pie para dar un recibimiento caluroso a un futbolista del equipo rival. Lo agradeció con un gesto tímido y un aplauso de vuelta a la grada.
. El vuelo de En-Nesyri
De golpe todo cambia en Sevilla y en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán con un Sevilla renacido con Mendilibar que en su dinámica más positiva del curso, contagiado de lo vivido en su competición fetiche, la Liga Europa, no acusó el cansancio ante el Villarreal y ganó en la última jugada del tiempo añadido uno de esos partidos que antes acababa perdiendo. Lo hizo con un gran gol de un delantero en racha, Youssef En-Nesyri.
Su salto, un vuelo sin motor para elevarse en carrera muchos pies por encima del suelo y hacer pequeño a Alfonso Pedraza, precedió un testarazo potente y cruzado, imparable para Pepe Reina. Desató la fiesta de celebración de un equipo que deja atrás los malos momentos, se olvida de la pelea por la permanencia y recupera la identidad perdida.
