Los cinco aficionados radicales fueron arrestados en el propio campo, cuando la Ertzaintza (Policía autonómica vasca) intervino en la grada visitante, desde la que varios ultras habían arrojado objetos al anillo inferior, donde está situada la grada familiar de la Real Sociedad.
Uno de los arrestados había sido puesto en libertad por la Ertzaintza sin pasar por el juzgado, mientras que el segundo fue presentado ante la autoridad judicial, que decretó su puesta en libertad.
Los otros tres permanecen en la comisaría de la Ertzaintza en San Sebastián.
