La Cancillería informó en un comunicado que ha abierto un "canal de diálogo" con el Gobierno uruguayo para comunicar "las preocupaciones relativas a la seguridad de los aficionados brasileños".
"La protección y el bienestar de nuestros ciudadanos son la máxima prioridad para el Gobierno", señaló el Ministerio de Exteriores, antes de apuntar que el Consulado de Brasil en Montevideo monitorea "atentamente" la situación.
La seguridad de los aficionados es motivo de preocupación después de los violentos incidentes registrados en Río de Janeiro el miércoles pasado a horas del partido de ida, que el Botafogo ganó por 5-0.
Alrededor de 250 fanáticos del conjunto atigrado protagonizaron peleas, saquearon locales comerciales y acabaron detenidos por la Policía brasileña.
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El ministro del Interior de Uruguay, Nicolás Martinelli, anunció el lunes que se prohibía la entrada de aficionados del Botafogo al estadio, aunque la decisión fue rechazada por el equipo visitante.
"El Botafogo expresa su desacuerdo vehemente con las decisiones de las autoridades uruguayas. El club cree que Uruguay es un país que reúne plenas condiciones para garantizar la realización del duelo con total seguridad", reaccionó en un comunicado el equipo carioca.
