La imagen de los dos equipos unidos en el dolor, el silencio sobrecogedor de las gradas, la solidaridad de los aficionados que acudieron a los estadios y respondieron a las iniciativas de los clubes para donar alimentos y enseres. Los mensajes y las dedicaciones de goles con camisetas recordando Valencia. El himno de la Comunidad Valenciana que sonó en el Metropolitano. Imágenes y sonidos repetidos en cada estadio en una jornada en la que la mente de todos estuvo con las víctimas y el fútbol pasó a un segundo plano.
Las lagrimas de Vicente Moreno
La emoción a flor de piel de Vicente Moreno en la rueda de prensa previa al Osasuna-Real Valladolid, afectado por ver su Massanassa (Valencia) natal arrasada por la dana, con familiares y amigos en situación crítica. Sin poder dormir ante la situación pero sacando fuerzas de flaqueza para preparar un partido que extendió el gran momento de su equipo, con un triunfo por la mínima que lo sitúa en el quinto puesto de la clasificación como gran revelación del arranque de temporada.
Recibió el cariño y el apoyo de la afición que acudió a El Sadar, de cada uno de sus jugadores que le dedicaron la victoria que menos saboreó en su carrera Vicente Moreno. Lejos del banquillo, en un palco privado acristalado por sanción, y dejando la rueda de prensa a su segundo para salir nada más acabar al partido de viaje a su localidad para ser uno más en las labores de ayuda el fin de semana. Con botas de agua y un rastrillo achicó el fango que inunda la localidad valenciana.
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La celebración 'made in Simeone'
Giuliano Simeone celebró su titularidad en el Metropolitano ante la UD Las Palmas con su primer gol con el Atlético de Madrid. Había sido protagonista en LaLiga exhibiendo fe para pelear por un balón que se perdía por la banda, que salvó lanzándose antes de poner una asistencia de gol que inició la remontada ante el Leganés. Y lo fue con su estreno goleador ante el conjunto isleño, atacando el espacio, exhibiendo buena punta de velocidad y definiendo en carrera con un disparo cruzado que devolvió la calma a su equipo.
Casi 20 años después la afición del Atlético de Madrid volvió a disfrutar de una celebración al estilo Simeone. Como hacía Diego en su etapa de jugador, cuando el 'Cholo' enloquecía abriendo las piernas, clavados los tacos de las botas firmes en el césped, bajando el centro de gravedad y haciendo gestos con los brazos, con los puños cerrados. Así celebró Giuliano, como su padre en el pasado, antes de besar el escudo del club donde soñaba jugar y recordar junto al capitán Koke a las víctimas en la Comunidad Valenciana.
El cántico a Vinícius
Lo ocurrido a inicios de semana con la resolución del Balón de Oro que apuntaba al brasileño Vinícius Junior y acabó recayendo en el centrocampista español Rodrigo Hernández, provocó que hubiese espacio para el cachondeo de las aficiones de los dos grandes clubes rivales en LaLiga del Real Madrid, el Barcelona y el Atlético de Madrid.
El mismo cántico se escuchó en el Estadio Olímpico Lluís Companys de Barcelona y el Metropolitano en la capital. "Balón de playa, Vinícius balón de playa", corearon sectores del estadio a los que se sumaron más aficionados. Sin jugar partido el futbolista brasileño, que debía reencontrarse con Mestalla y la situación de Valencia impidió la disputa del partido, también fue protagonista en la jornada.
El gol de Kubo; la desolación de Marcao
Era un partido importante para marcar el camino del Sevilla, confirmar su reacción o volver a las andadas en el Ramón Sánchez-Pizjuán. El 0-2 para la Real Sociedad habló por sí solo. Con el liderazgo de Take Kubo, autor de un tanto que ya tiene su sello en una acción en la que exhibe calidad, marchándose de rivales de fuera hacia dentro y con un disparo seco. Imparable para el portero rival. Siempre que marca, su equipo no pierde.
La sentencia llegó en la segunda parte, cuando el Sevilla lo intentaba sin éxito por un penalti tan claro como increíble. "Un jugador de la experiencia de Marcao no debería equivocarse así", dijo García Pimienta en rueda de prensa tras la derrota. Y el primero que lo sabía, sin necesidad de escuchar a su entrenador, fue el central brasileño. Derribó a Zubimendi dentro de su área con un golpe en el cuello, frenando con su antebrazo la carrera y tumbándolo. Acabado el partido, pasados los minutos y con todos en los vestuarios, Marcao seguía dando vueltas a la acción desolado en el banquillo.
