En un partido sentenciado en 45 minutos en el estadio Santiago Bernabéu, rendido al poderío goleador de Kylian Mbappé tras dedicar al madridismo su primera Bota de Oro y lanzado hacia la segunda al seguir engordando las cifras del mejor de sus arranques con un doblete al Valencia, apareció el hambre de un jugador que se disfrazó de Roberto Carlos.
Álvaro Carreras se exhibe en la banda izquierda del Real Madrid en partidos en los que se rebaja su labor defensiva por el perfil del rival. Cuanto menos exigencia, mayor prestación ofensiva. Su estreno goleador con el primer equipo, donde pensó que jamás llegaría cuando integró la cantera y optó por crecer lejos para ganarse su regreso, no lo olvidará nunca. Por el momento y por la belleza del tanto. Entró a área rival desde el vértice del área e inventó un zurdazo imparable a la escuadra del palo largo para cerrar el triunfo más cómodo en LaLiga de un líder sólido.
Con el partido igualado en el Metropolitano y el Sevilla incluso cómodo por momentos, una acción dentro de su área fue decisiva. Tanguy Nianzou, de regreso, eligió mal a la hora de pugnar por un balón dividido. Fue con todo al césped sin calibrar las consecuencias. Golpeó con un pie abajo a José María Giménez y con la otra bota, con los tacos por delante, impactó de abajo arriba en el muslo del defensa uruguayo.
El colegiado no interpretó penalti en primera instancia ante la desesperación de los jugadores del Atlético de Madrid y de Diego Simeone en la banda. En esta ocasión el VAR sí entró en la acción y cumplió con el cometido para el que se introdujo en el fútbol. Corrigió un error que podría haber sido clave en el resultado. Julián Álvarez no falló en su lanzamiento y dio paso a un triunfo que se ensanchó en goles desde ese momento para asentar la solidez del equipo rojiblanco en su casa para seguir en la pelea.
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Necesitaba marcar y celebrar Lamine Yamal, alejarse de los últimos acontecimientos con brillo en el campo, y lo consiguió ante el Elche para levantar al Barcelona de la derrota del clásico. Fue protagonista del gran partido del Santiago Bernabéu por sus declaraciones previas, la crispación que generó en el rival y el madridismo más la tangana final. Su fútbol brillante, condicionado por una pubalgia que le condiciona, no apareció.
Siete días más tarde, de vuelta a Barcelona, comenzó a trabajar en el regreso a su verdadera identidad. No marcaba un tanto que no fuera de penalti desde la primera jornada de LaLiga, en Mallorca el 16 de agosto. Y celebró como merecía el reencuentro, besando, e incluso mordiendo, el escudo de la camiseta. Divirtiéndose después con Alejandro Balde en una celebración con la que demuestra que vive ajeno a todo y su felicidad está dentro de lo que ocurre en el terreno de juego cuando rueda el balón.
En un partido tan especial como el derbi vasco, en un momento en el que tras todo lo que había sucedido en el encuentro, con empate a dos tantos en el marcador, podía caer para cualquiera de los dos lados. Con la épica que le añade marcar en el tiempo de descuento, se estrenó Jon Gorrotxategi a lo grande para dar el triunfo a la Real Sociedad.
Encontró llegando desde segunda línea el pase atrás del capitán Mikel Oyarzabal y la pegó con el alma. Arriba, donde Unai Simón no podía llegar ante la potencia del golpeo. Anoeta, entregada a un equipo que despertó del letargo, gritó con euforia el tanto del triunfo. El inicio de una fiesta. La tercera victoria consecutiva de Sergio Francisco para alejarse de la zona de peligro e iniciar una escalada rumbo al lugar donde debe pelear la Real Sociedad.
Era cuestión de tiempo que el futbolista que la pasada temporada enamoró a la afición del Real Betis con su irrupción estelar desde que llegó en el mercado invernal, rompiese a jugar bien este curso. A su mejor momento llega con una exhibición ante el Mallorca que deja en la cuerda floja a Jagoba Arrasate, en un partido ya sentenciado al descanso en Sevilla con 3-0.
Fue lo que quiso Antony, autor de dos bellos goles con disparos desde fuera del área y asistente a Ez Abde en el tercero en el minuto 37. Un vendaval verdiblanco para asaltar la quinta plaza de la clasificación. La celebración, con salto y palmada en el aire entre Antony y Abde, habla de la conexión de dos jugadores, que a la espera del regreso de Isco, devuelven la sonrisa a los béticos.
