El encuentro de la cuarta jornada de la Europa League estuvo marcado por la prohibición a la afición del Maccabi de acudir al partido por el clima de inseguridad que generaría.
Ante esto, en las calles de Birmingham se generaron varias protestas, algunas proisraelíes, criticando la decisión de la policía de no permitir la asistencia de afición visitante, y propalestinas, pidiendo que este partido no se debería haber jugado y el fin del genocidio en Gaz.
Para mantener el orden, la policía de la zona desplegó 700 efectivos, entre cuerpos policiales, caballos, perros, drones y coches.
La policía ha arrestado antes del pitido inicial a seis personas, tres de ellas por supuestos insultos racistas, una por negarse a quitarse una máscara, otra por no cumplir una orden de disperarse y otra por "romper la paz".
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Tom Joyce, uno de los oficiales al cargo de la seguridad del partido, aseguró que lidian habitualmente con muchos partidos y muchas protestas, pero que el nivel de preocupación en torno a este "no tiene muchos precedentes".
Por su parte, el presidente ejecutivo del Maccabi el Aviv, Jack Angelides, manifestó que la política debería quedarse fuera del fútbol.
"Esto se ha convertido en un tema político y no somos un partido político, somos un club de fútbol. Esto es muy triste y muy preocupante", dijo Angelides.
