El estallido de violencia en las calles fue la culminación de una jornada caótica que comenzó en el interior del Salt Lake Stadium, donde miles de personas que habían pagado entradas de hasta 10.000 rupias (más de 100 dólares) vieron frustradas sus expectativas cuando el jugador fue evacuado precipitadamente.
El astro permaneció en el recinto un total de 22 minutos y, durante su breve estancia en el campo, fue rodeado inmediatamente por un denso cordón de políticos locales, funcionarios y agentes de policía que buscaban tomarse fotografías con él.
Este bloqueo visual impidió que la multitud en las gradas pudiera ver al jugador. La frustración derivó en el lanzamiento de sillas, botellas de plástico y destrozos del mobiliario del estadio, lo que obligó al equipo de seguridad personal de Messi a activar el protocolo de extracción y cancelar cualquier interacción con el público.
Los aficionados denunciaron la situación como un fraude comercial. Un seguidor declaró a los medios locales que el evento fue una estafa porque gastaron mucho dinero y ni siquiera pudieron verlo.
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Otro asistente explicó a los medios que la culpa fue de la gestión, ya que la policía y los militares estaban ocupados haciéndose fotos en lugar de controlar la situación, dejando a los fans sin espectáculo.
Tras los incidentes en el estadio y las cargas policiales en el hotel, la comitiva del jugador se dirigió al aeropuerto para volar hacia la ciudad de Hyderabad, la siguiente etapa de su gira por la India, dejando atrás "la ciudad de la alegría" marcada por la polémica.
