A la edad de 5 años a Tatiana le comenzaron a aparecer diversos síntomas, y si bien primero se pensó que se trataba de una neumonía, la enfermedad atacó su corazón y le dejó severos daños. Los siguientes meses fueron muy difíciles para ella hasta que finalmente se logró un trasplante, aunque las complicaciones continuaron con su recuperación.
Durante su hospitalización pre y pos trasplante, Tatiana pasó mucho tiempo en cama y su opción predilecta para distraerse fue un juego de golf que tenía su madre en su teléfono, la curiosidad por el deporte había nacido.
Más adelante, cuando estuvo de vuelta en pie, Tatiana recordó al deporte que conoció de manera virtual y que la había ayudado a pasar tantas largas jornadas, por lo cual pidió a su familia ir a conocer un campo de golf real, el resto es historia.
Hoy, desde Newcastle, Inglaterra, donde se disputa el Mundial de Trasplantados, Tatiana posa orgullosa y fuerte con la bandera paraguaya y exhibiendo la medalla del primer puesto, otra dorada para su colección, ya que anteriormente conquistó dicha presea en el Mundial de Malaga 2017 y en los Juegos Latinoamericanos para Trasplantados 2018. Las tres medallas son de oro pero el corazón de la incansable Tatiana también.
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