La gimnasta, que comenzó su andadura olímpica en Barcelona'92 como miembro del Equipo Unificado, participó solo en su gran especialidad, el salto.
Tras comprobar que la nota de sus dos intentos (14,166) no le daría para entrar en la final, dijo adiós a las gradas y dibujó un corazón con las manos en señal de despedida.
Las jueces comenzaron a ovacionarla y se les unió todo el pabellón.
Chusovotina compitió con un gran número 8 en el maillot.
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