El gran dominador de la prueba (750 metros de nado, 20 km de ciclismo y 5 km de carrera a pie) fue el francés Alexis Hanquinquant, triple campeón del mundo, que no encontró oposición de sus rivales en ningún sector y acabó entrando en meta con un tiempo de 59:58, aventajando en casi cuatro minutos al japonés Hideki Uda.
Palomero salió del agua tercero, en la bicicleta realizó un buen sector y adelantó un puesto pero los 53 segundos de ventaja que le llevó en la última transición a Hideki Uda, que salió octavo del agua, no fueron suficientes y terminó en meta, con un tiempo de 1:04.24, a 39 segundos del japonés.
"Estoy muy contento y muy emocionado. Ha costado mucho llegar hasta aquí. Después de Londres, que emocionalmente fue un palo enorme, el triatlón fue una apuesta personal. Mucha gente me apoyó y esto es un premio que es un regalo. Cruzar la meta dándolo todo vale más que un bronce o una plata", dijo Sánchez Palomero, en declaraciones a los medios tras la carrera.
La carrera se desarrolló con un intenso calor debido a una sensación térmica de 34 grados y una humedad del 86% en la bahía de Odaiba.
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"En la bicicleta lo he dado todo pero al bajar a correr he notado el calor. Me echaba agua pero no me duraba nada", confesó el triatleta salmantino, de 34 años, que reconoció que hasta llegar a Tokio le ha "costado mucho".
"Me ha tocado estar en mi mejor momento de forma en mi peor momento emocional. Se ha pasado, está cicatrizado, y aquí estoy", concluyó.
Sánchez Palomero regresó por lo alto nueve años después a los Juegos Paralímpicos tras competir en natación en Pekín 2008, dónde logró el bronce en los 100 metros braza, y Londres 2012, en el que un cambio de normativa le impidió conseguir mejores resultados.
En 2014 decidió cambiar de deporte y probar con el triatlón, con el que lleva una trayectoria repleta de éxitos los últimos años sumando dos victorias en Europeos y tres subcampeonatos del mundo.
Sánchez Palomero compite en la categoría PTS4 de discapacitados físicos. A los 17 años, volviendo a casa en moto de su trabajo como monitor de natación, un hombre mayor cruzó por donde no podía hacerlo y para evitar atropellarle, perdió el control y cayó. En ese accidente perdió la movilidad y sensibilidad de su brazo derecho.
