Queralt Castellet: "Sin disfrutar es imposible progresar"

Este artículo tiene 3 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2393

Víctor MartíBarcelona, 1 mar (EFE).- Los ojos de Queralt Castellet (Sabadell, 1989), medalla de plata en halfpipe en los Juegos Olímpicos de Pekín, brillan cuando habla sobre su deporte, porque más allá de las victorias y los sinsabores, el snowboard es su gran pasión y no concibe progresar sin disfrutar encima de su tabla.

Después de convertirse en la quinta deportista española en colgarse una medalla en unos Juegos Olímpicos de Invierno, Castellet repasa en una entrevista con EFE el arduo camino hacia el éxito, los entresijos detrás de un metal olímpico y los planes de futuro, que pasan por mantener el nivel con vistas a los juegos de Milán-Cortina d'Ampezzo de 2026.

Pregunta: ¿Ganar una medalla olímpica le ha cambiado la vida?

Respuesta: No me ha cambiado. Voy a seguir entrenando, voy a aprovechar la mejor parte del año, que empieza ahora en primavera. Tan pronto como pueda, me iré a Suiza para aprovechar las condiciones de nieve primaveral y más blanda. Hay miles de trucos que no he querido hacer en la primera parte de la temporada por miedo a lesionarme en el 'pipe' (tubo) con condiciones de nieve más dura. Ahora tengo la oportunidad de soltarme un poco, hacer snowboard sin presión, sin miedo a caerme, a lesionarme y a saltarme días de entrenamiento. Tengo muchas ganas de continuar con el proceso.

P: Muchos han calificado su plata conseguida en Pekín como premio a la persistencia. ¿Usted cómo la calificaría?

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

R: Es una medalla olímpica, es la competición más importante que existe y para mí es el resultado del trabajo bien hecho, de muchos años de dedicación y pasión por el snowboard de alguien que realmente ama este deporte y respeta el medio ambiente.

P: También podría calificarse de milagro teniendo en cuenta que en España no hay infraestructuras para practicar el halfpipe. ¿Considera que esta medalla tiene más valor por este motivo?

R: El mío es un caso excepcional. En otros países lo valoran y entienden que no es normal. Ahora ya me conocen; soy una persona que desde el principio decidió aceptar todas las oportunidades que me salían y estas no estaban en España, me tuve que ir. Por eso, conozco a tanta gente de fuera que dentro de las posibilidades siempre me ha ayudado. Me han acogido en una comunidad en la que nos ayudamos mucho los unos a los otros y eso ha estado muy bien. Desde pequeña tuve que buscar instalaciones fuera de España y eso no ha sido fácil, por lo que tengo que estar orgullosa de haber conseguido una medalla.

P: ¿Cree que su medalla puede contribuir a que España se ponga las pilas para que deportistas de invierno con potencial puedan competir sin necesidad de salir del país?

R: A partir de esta medalla, todas las federaciones de deportes de invierno tienen una motivación extra. Seguro que saben cómo impulsar el snowboard y la disciplina de halfpipe, que es la más difícil de practicar en este país. El primer paso son las instalaciones.

P: Su pasión por el snowboard viene de lejos. Sus padres fueron unos de los pioneros de este deporte en España. ¿Cómo recuerda sus inicios?

R: Entre semana hacía gimnasia y los fines de semana subíamos a practicar snowboard. Hacía gimnasia porque era una persona muy enérgica, me encantaba saltar y dar volteretas. Cuando empecé a practicar snowboard, encontraba las sensaciones que tanto me gustan como el riesgo o la adrenalina. Además, lo hacía en la montaña y eso es lo que más me tiró. Poco a poco fui mejorando en competiciones y logrando resultados porque me encanta competir. En mi familia la cultura del snowboard ha estado presente desde el principio.

P: ¿Cómo cree que influyó su experiencia en las cuatro primeras citas olímpicas previas a Pekín?

R: El formato de unos Juegos Olímpicos es casi el mismo que en cualquier Copa del Mundo, pero el ambiente que se respira y el hecho de representar a tu país provoca que tengas otro tipo de 'chip'. Todo eso hace que la competición sea completamente diferente. Desde la ceremonia de apertura hasta que empieza la competición. No sé la razón, pero a mí nunca me habían ido bien las finales olímpicas. Llegué a Pekín sabiendo que era una competición diferente, pero que eso a mí no me podía influir. Tenía que centrarme en el snowboard.

P: ¿Qué importancia tuvo el cambio de entrenador pocos meses antes de los Juegos Olímpicos?

R: Cambió un montón. En todos estos años, Benny Bright (su exentrenador) ha sido fundamental. Tras cambiar de entrenador tenía un poco de miedo al estar tan cerca de los Juegos Olímpicos, pero no tenía otra opción. El cambio fue positivo y se demostró que todo lo que estaba aprendiendo, salía igualmente. Con Danny Kass (su nuevo entrenador) tengo otra perspectiva. Considero que los cambios siempre son para bien y más aun cuando te entrena alguien con tanta experiencia en halfpipe y tanto conocimiento como Danny (Kass). Este cambio tenía que ir bien sí o sí, pero también es cierto que he empezado a recoger los frutos tras cuatro años con Benny Bright. Con Danny Kass he aprovechado esta inercia.

P: La preparación también estuvo marcada por la pandemia de la COVID-19. ¿Cómo le afectó?

R: La pandemia nos hizo parar todo lo programado. Se cancelaron un montón de eventos y tuve que tener una mentalidad más flexible para prepararme el calendario. Empecé a valorar mucho más los días que tenía para entrenar y competir. Cada día en la nieve lo aproveché mucho y lo valoré con gratitud.

P: A ello se sumó que en Pekín no pudo contar ni con su entrenador ni con su fisioterapeuta. ¿Cree que son detalles que dan todavía más valor a esta plata?

R: Mi equipo está formado por mi fisioterapeuta, mi entrenador y un asistente de pista. Tres días antes de viajar a Pekín, mi fisioterapeuta me dijo que no podría asistir porque tenía un problema personal. La Federación Española de Deportes de Invierno me ayudó con un fisioterapeuta que avanzó el viaje. Me fui a Pekín sin mi fisioterapeuta y me dije: 'por lo menos una vez ahí me encontraré con Danny Kass'. Pero una vez en China me llamó y me dijo que había dado positivo por coronavirus en el segundo test.

Sin embargo, no me entró el miedo y me lo tomé bastante bien, fue como si me hubiera acostumbrado a las noticias inesperadas. De algún modo me dije: 'lo puedes encarar de manera negativa o aprovechar que vas a estar sola para conocer a gente que está en tu misma situación y que quiere disfrutar del acontecimiento'. Y eso es lo que hice. Me adapté, fui más sociable y abierta a conocer a gente de otros países, y presencié otros eventos de los Juegos Olímpicos. En algún sentido, eso me vino bastante bien.

P: Y llegó la final. ¿Cómo la preparó psicológicamente?

R: Cuando pasé la primera ronda, estaba un poco descolocada, nerviosa y confundida por la puntuación recibida. Y me pregunté qué es lo que no estaba haciendo bien. No me podía fijar en lo que estaban haciendo las rivales y Danny Kass no estaba ahí para decírmelo. Sabía que había una línea muy fina entre poner todo lo bueno en un paquete y concentrarlo todo en esa segunda ronda, o poner todo lo bueno, todo lo malo, todo lo que estaba ocurriendo en ese momento y esperar a ver qué pasaba en la final. Esto último es lo que normalmente pasa en un momento así. Es muy difícil concentrarte solo en lo que tú puedes hacer y lo positivo que puedes sacar en ese momento, pero en esa segunda ronda fui capaz de juntar solo lo positivo, centrarme en lo que tenía por delante y acordarme de la ilusión que me había traído hasta Pekín.

P: ¿En quién pensó cuando se confirmó la medalla de plata?

R: Pienso en mis amigos y mi familia, que sé que están taquicárdicos en casa, viéndome sufrir, y que seguramente están llorando y celebrando la medalla. Me acuerdo de ellos porque lo han sido todo desde el principio. Luego me acuerdo de todo mi camino, de todos los momentos que he pasado, me acuerdo sobre todo de los malos momentos.

P: ¿Y a partir de ahora cómo afronta el futuro?

R: El éxito de los Juegos ha llegado gracias a una progresión, a un trabajo hecho, guiado por una pasión; un amor por el deporte que es indescriptible. Me gusta hacer snowboard, no solo halfpipe. Ahora, tengo ganas de irme a Suiza y saltar, seguramente en unos días tendré ganas de quitar los cantos de la tabla y hacer barandilla. Si nieva, tengo ganas de ir a la montaña con mis amigos y encontrar nieve virgen. Tengo ganas de eso porque es lo que más me gusta del snowboard. Yo no pienso en el siguiente evento, ni en mi próximo objetivo, estoy pensando en el snowboard. Cuando esté delante de un salto o cuando esté en el pipe (tubo) sé que los objetivos técnicos y los trucos empezarán a salir.

P: ¿Cree que sin disfrutar de su deporte es posible progresar?

R: Sin disfrutar es imposible progresar. Puedes progresar pero hasta un punto, no hay una continuidad. A mí lo que me aporta el snowboard no son solo medallas.

P: ¿Así, si sigue disfrutando del snowboard en los próximos años se ve compitiendo en los Juegos Olímpicos de Milán-Cortina d'Ampezzo de 2026?

R: El año 2026 está demasiado cerca. Los próximos Juegos Olímpicos van a llegar ya. Ojalá que cuando lleguen haya aprovechado estos años para tener un nivel todavía más alto del que ahora tengo.