"Fue un gran sorpresa, pero considero que se hizo un buen trabajo porque una sede no se concede de cualquier manera. Sé que hubo una gran esfuerzo y trabajo por la candidatura y los resultados logrados han sido producto de todo esto y no de una casualidad", opina.
Vila, de 60 años, ha ganado tres ediciones de la Copa del América (2003 y 2007, con el Alinghí suizo, y 2013 con el Oracle estadounidense), además de ser subcampeón en 2010 y 2017.
En estos momentos, aunque se muestra muy reservado al respecto, está en conversaciones con el equipo suizo Alinghi, que ha vuelto a la Copa tras doce años de ausencia para su incorporación al mismo.
"Ha sido una gran noticia que haya vuelto en Alinghi. Me trae muy buenos recuerdos, ya que la primera Copa América que gané fue con ellos en Nueva Zelanda y la segunda en Valencia, siendo el navegante del barco", reconoce Vila.
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Y añade sobre las posibilidades del equipo suizo de ganar la competición: "El Alinghi será altamente competitivo y un serio candidato a ganar en Barcelona ya que la preparación previa es el 99 por ciento del éxito. Aquí no se puede improvisar y uno de los puntos fuertes del Alinghi es su preparación y ahora mismo ya está en ello".
Perfecto conocedor de los campos de regatas barceloneses revela que todo apunta a que la fase final de la competición será en septiembre y octubre de 2024.
"De ser en octubre sería, con si dijésemos, final de temporada, pero aún habrá condiciones de navegación correctas y una de las ventajas es que al ser las condiciones de viento más variables, puede haber días de mucho viento y otras de poco, con lo que las regatas serán distintas que si fuesen en verano", apunta.
Licenciado en ingeniería civil, su debut como navegante en alta competición fue en la Vuelta al Mundo 1989-90 con el 'Fortuna Extralights'.
Han pasado ya tres décadas y opina que el papel de los navegantes ha evolucionado de manera exponencial: "Los barco se acercan más a lo que son los coches de Formula Uno y no son solo las personas que navegan a bordo sino que detrás está un equipo de ingenieros, diseñadores, mantenimiento; todo depende un poco de la electrónica y los sistemas de control y computación del barco".
Admite que el papel del navegante es ahora secundario ya que "todo está automatizado", si bien subraya que el "factor humano" sigue contando a través del trabajo del patrón, del táctico, de los trimmers, etc".
El hecho que el Team New Zealand haya decidido defender su título en Barcelona parece que puede igualar la competición, pero Vila apunta que el equipo neozelandés compite 2muy bien fuera de su país".
La evolución de la tecnología y la entrada de la ingeniería mecatrónica en los sistemas han provocado que este ingeniero no haya dejado de estudiar porque, según explica, la vela es "un aprendizaje constante".
"Debes estudiar los aspectos de las embarcaciones que tienen constantes innovaciones y debes estar atento porque esto ha crecido exponencialmente", añade.
Apasionado por la navegación oceánica, Vila ha dado siete vueltas al mundo, ha ganado la edición 2001-2002 de la Volvo Ocean Race -Vuelta al Mundo por equipos-, dos veces (2014 y 2018) la mítica Rolex Sydney-Hobart, que ha disputado en siete ocasiones.
En 2012 ganó el Trofeo Julio Verne con el 'Banque Populaire V' francés estableciendo en ese momento un nuevo récord del mundo(45d.13h.42m.53s.).
Se le considera una persona meticulosa muy ordenada, estricta en su trabajo, inmutable en todas las condiciones, siempre alerta y que en las regatas oceánicas, para estar más concentrado se toma el café directamente de los sobres. "Pero solo lo hago en las vueltas al mundo", puntualiza.
No cree Vila que España puede llegar a tener un equipo en la Copa del América de Barcelona porque "técnicamente ahora ya falta tiempo y dinero, que es lo principal", aunque puntualiza que "no faltarían tripulantes de alto nivel a bordo, procedentes del circuito de Sail GP u olímpicos".