Madrid estará siempre unida a la trayectoria profesional de Carolina Marín. La capital española, al igual que antes Kazan (Rusia), La Roche sur Yon (Francia), Kolding (Dinamarca), su querida Huelva y Kiev (Ucrania), ya forma parte del sexteto de ciudades que la ha visto levantar sus brazos para proclamarse campeona continental.
Carolina Marín sufrió una grave lesión durante un entrenamiento el 28 de mayo de 2021 y fue operada unos días después, el 4 de junio, de una rotura del ligamento cruzado anterior y los dos meniscos de la rodilla izquierda.
Esa lesión, la segunda grave tras la sufrida en 2019 en la otra pierna, la derecha, la privó del sueño olímpico en Tokio y también del Mundial en su casa, en Huelva, para el que estaba muy ilusionada.
"Caí muy bajo y me costó cambiar el chip de pensar que quizá los de Tokio no eran mis Juegos. Entonces comencé a pensar en la recuperación sin saber que el Europeo de este 2022 sería en Madrid", dijo la jugadora española, que también sufrió la consecuencias del COVID-19 a principios de este año, justo cuando la ciudad finlandesa de Lahti renunció al campeonato continental y su testigo lo recogió Madrid.
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El 26 de abril de este 2022, justo once meses después de la lesión, Carolina Marín reapareció en Madrid, en la pista municipal de Gallur, con una expectación inusitada en las gradas, que lucieron abarrotadas en la zona delimitada para el público general. De hecho, desde una hora antes de que comenzara su partido ya no quedaba un asiento libre.
La vigente campeona continental, que no pierde un partido en un Europeo en los últimos diez años, desde 2012, saltó a la pista dispuesta a defender su reinado continental ante la checa Katerina Tomalova. Después se deshizo de la ucraniana María Ulitina, la danesa Line Hojmark Kjaersfeldt y la turca Neslihan Yigit antes de llegar a la final, en la que se midió con la escocesa Kirsty Gilmour.
41 minutos bastaron a Carolina Marín para ganar a Gilmour y ganar su sexto Europeo. Esta vez en Madrid, una ciudad a la que se siente muy unida por los muchos años que lleva residiendo en ella, en el Centro de Alto Rendimiento y en la residencia Joaquín Blume, su cuartel general cuando no está recorriendo mundo.
"La imagen de Carolina es muy importante, pues ella en realidad es el bádminton español y una cosa nunca puede o debe separarse de la otra", declara a EFE Andoni Azurmendi, presidente de la Federación Española de Bádminton.
La realidad es que Carolina Marín es el estandarte del bádminton español. Su presencia en Gallur ha causado furor. El ejemplo es que las entradas de pago para las jornadas de cuartos de final, semifinales y final se agotaron varias semanas antes de empezar el campeonato y los tres primeros días de competición, con entrada libre, las gradas estuvieron llenas. En sesión matutina con colegios y clubes de bádminton y por la tarde con aficionados llegados de varios puntos de España, muchos de ellos luciendo camisetas rojas con consignas de apoyo a la onubense.
Durante toda la semana, una foto suya presidió la entrada a Gallur junto con el letrero oficial del Europeo. Cada día, los aficionados se plantaron ante ella y, móvil en mano, inmortalizaron la instantánea para el recuerdo.
Una reaparición soñada. Así se podría calificar este Europeo para Carolina Marín, cuya ambición no tiene límites. "Aquí empieza el camino para París 2024", confiesa. Mientras tanto, fotos, autógrafos y un baño de multitudes para una jugadora que ha llevado el bádminton español a límites insospechados.
