Conquistar los cuatro Grandes en un año, algo que solo han logrado Rod Laver y Don Budge en la historia de este deporte, es el horizonte glorioso de Nadal, que primero tiene que concentrarse en un Wimbledon diferente, con la sanción a rusos y bielorrusos y la negativa de ATP y WTA a repartir puntos, pero que respirará normalidad cuando la pelota empiece a girar.
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El balear aparece en el All England Club en el único año de su carrera en el que ha ganado a estas alturas Australia y París, pero sin el cartel de favorito.
Hace doce que no gana en Londres, hace once que no alcanza la final y su preparación para la superficie más difícil de todas ha sido escasa. Apenas un par de partidos de exhibición en Hurlingham, varios días de ejercicios en Mallorca y una semana de entrenamientos en Londres. Esa es la hoja de servicios de Nadal a la hierba. “Vamos en una línea claramente ascendente”, replicó el de Manacor, consciente de las dificultades de asomarse a ese salto mortal que suele ser el paso de la tierra batida al pasto.
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Para amortiguar el impacto, Nadal se ha ejercitado con jugadores de todos los estilos como Dimitrov, Majchrzak, Vesely, Paul y Tiafoe han pasado por el campo de entrenamientos del balear, que además sumó a su bolsillo una victoria contra Wawrinka y una derrota contra Auger-Aliassime en Hurlingham. EFE
