El periodo de tres años 2020-2022 establecido por la UCI para que dos de las 18 escuadras del World Tour pierdan el privilegio de formar parte de él y el consiguiente acceso al mejor calendario mundial han hecho aflorar los nervios a aquellos equipos que ven en peligro su continuidad en la élite.
Todavía no se han producido a mitad de temporada ceses en los 'banquillos' ciclistas (en este caso el volante de los coches) tan habituales en el mundo balompédico en el que las derrotas y moverse por la zona baja de la clasificación terminan desatando los nervios y la adopción de medidas drásticas.
La peregrina justificación de que "no se puede cambiar a toda la plantilla" para intentar la reacción es la excusa más manida, pero el ciclismo le ha dado ligeramente la vuelta y así ya se ha podido ver algún movimiento como el de Israel-Premier Tech haciéndose con los servicios del belga Dylan Teuns. El intento de la formación israelí es que éste le haga sumar los puntos que hasta ahora sus hombres no han conseguido.
Todo sea por la salvación es lo que llevan entonando desde que mucho antes de disputarse el Tour de Francia aquellos equipos que empezaron a ver que la cosa iba en serio y que las orejas del lobo ya estaban a la vista.
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Así, Eusebio Unzué, gerente general de la formación más veterana del pelotón mundial, las últimas temporadas bajo el patrocinio de Movistar, ha llegado a defender el correr "para garantizar el espectáculo del ciclismo".
También ha lamentado que tengan que buscar puntos en pruebas de segunda o tercera categoría para lograr la permanencia por lo que ha llegado a demandar que "el sistema de puntos debe ser reformado".
Todavía más preocupante suena aquello que ha manifestado en Marca Iván García Cortina de que "el tema de los puntos es algo que pasó desapercibido hasta este año. Nadie se acordaba de los puntos casi y ahora es una parte muy importante". Esto suena a los habituales "queda mucha temporada", "tal y como estamos jugando los resultados tienen que llegar", "tenemos tiempo para reaccionar" o "seguro que nos salvamos".
Con el arranque de la 77 Vuelta en tierras neerlandesas llega una excelente oportunidad para cargar el zurrón de puntos a aquellos que más lo necesitan. La carrera española es la que más puntos va a poner en juego y para muchos es la oportunidad para tratar de encontrar el salvavidas al que aferrarse.
Movistar llega algo por encima de los 4.000 puntos, pero sin una ventaja tranquilizadora sobre Israel-Premier Tech, DSM, EF Education First y Astana, que son los equipos llamados evitar las cuatro plazas de descenso. También están involucrados Total Energies, por delante de todos ellos, y Uno-X, que cierra el grupo, pero que no estarán en la salida neerlandesa.
Ninguno de ellos cuenta con un aspirante directo al jersey rojo, pero todos ellos disponen en sus filas con algún ciclista con opciones para el top-10.
Las triquiñuelas futboleras de perder el tiempo simulando lesiones o faltas o echar balones fuera no están a disposición de los ciclistas, lo que sí que tendrán a su alcance serán los marcajes al hombre de los rivales. Las victorias de etapa tienen una buena recompensa en puntos y puede que termine haciendo fortuna aquello de que "gane cualquiera menos un rival directo".
En esta edición bien podría vivirse una carrera bipolar con la lucha por alcanzar la victoria final que en las tres últimas ediciones ha sido para el esloveno Primoz Roglic (Jumbo Visma) de un grupo de gente, pequeño porque no serán muchos los que podrán alcanzarla, y por otro los que planteen una guerra de nervios en busca de salir beneficiados para mantener la categoría.
