Al final fue el experimentado Sam Bennet (Bora Hansgrohe) el primero en dar el golpe, a pesar de asegurar que todavía está lejos de su mejor momento.
De hecho y aunque cada año siempre hay alguno de los mejores esprinters en la línea de salida, la nómina en la última de las tres grandes no suele ser la más amplia.
Sam Bennet forma parte del selecto grupo de 102 ciclistas que han logrado victoria de etapa en cada una de las tres grandes y en Utrecht sumó su cuarta victoria parcial en la carrera española a las que añade en su palmarés tres en el Giro de Italia y dos en el Tour de Francia.
Otro de los que forma parte de este selecto y centenario grupo es el alemán John Degenkolb (DSM) que también se ha metido en la pelea por la victoria, para acabar noveno, aunque parece faltarle el empuje de antaño y acumula dos años sin ganar.
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La Vuelta tiene marcadas únicamente cinco de sus veintiuna jornadas como claramente destinadas, al margen de otro tipo de circunstancias, a resolverse en una llegada masiva y la de Utrecht era la primera.
En esta ocasión serán, además de esta segunda etapa s-Hertogenbosch-Utrecht, la tercera Breda-Breda, y ya en península dos por carreteras andaluzas, la decimotercera Ronda-Montilla y la decimosexta Sanlucar de Barrameda-Tomares, además de la fiesta final el último día entre Las Rozas y Madrid.
Ninguno de los claros especialistas presentes falló a la cita y secundando al irlandés entraron el danés Mads Pedersen (Trek Segafredo), el belga Tim Merlier (Alpecin) y el neerlandés Mike Teunissen (Jumbo Visma), que gracias a su cuarto puesto pudo heredar la camiseta de su compatriota y compañero Robert Gesink.
Antes del comienzo de la etapa, el irlandés no tenía claro que pudiese pelear por la victoria en esta primera oportunidad porque reconocía que no llegaba en la mejor forma a la cita española, aunque "la diferencia la han marcado mis compañeros en todo el recorrido, me ayudaron en los momentos de aire y hasta la recta fianl".
Además la Vuelta se le da especialmente bien a Bennet que en cada una de sus apariciones ha logrado imponerse al menos en una ocasión. Por todo ello el sueño a cumplir en esta ocasión es el de ganar la etapa de Madrid porque "ya he ganado en Roma y en los Campos Elíseos" en las jornadas finales de Giro y Tour.
De hecho la llegada en el Paseo de la Castellana es una espina que tiene clavada a pesar de sus 58 victorias en la élite, ya que ha sido segundo en dos ocasiones pero todavía no ha podido levantar en su meta los brazos como ganador.
En diferente situación se encuentra el ahora líder Teunissen que no va a abandonar su trabajo en favor del líder de la formación mostaza y negra, el esloveno Primoz Roglic, y una vez cumplida su labor, sus compañeros le apoyarán para al menos salir de Países Bajos con la camiseta roja, edición especial, camino de España.
En la Vuelta, el neerlandés va a dejarlo todo para Roglic aunque su futuro estará lejos del Jumbo Visma, tras haber anunciado su marcha para 2023 al Intermarche Wanty en busca de mejores oportunidades para sus características y tener la opción de estar en el Tour y las grandes clásicas.
Este domingo en Breda, los esprinters podrán volver a lanzar sus máquinas para ponerlas claramente por encima de los 70 kilómetros por hora en la que será la segunda de sus cinco opciones antes de coger el avión y que los que van a luchar por el maillot rojo final puedan entrar en acción.
