Los 53.245 aficionados que llenaban el Marvel Stadium de Melbourne ya estaban festejando la victoria de sus jugadores tras un partido tenso, duro y casi violento, al ir ganando por 37-34 a falta de 90 segundos para la conclusión del tiempo reglamentario.
Los australianos hicieron todo lo posible porque el balón no se jugara en el tiempo restante con continuas faltas e interrupciones, pero tras una de ellas y con el tiempo ya finalizado el árbitro francés decidió que siguieran jugando y en el último suspiro Jordie Barrett anotó un ensayó para los All Blacks que significó la victoria neozelandesa por 37-39.
Jugadores y aficionados locales no dieron crédito a lo que acababa de suceder e increparon al colegiado porque no había ninguna necesidad, ni acción importante en su origen -a su entender-, que justificara seguir con el juego hasta acabar con el ensayo y la victoria neozelandesa.
