"Es de locos que yo sea ahora campeona del mundo. Ya ni me creía que estaba en el podio; y le tuve que preguntar a (la alemana) Lena (Dürr, que acabó tercera y capturó el bronce) dónde me tenía que situar como segunda o tercera, si a la izquierda o a la derecha de la ganadora", explicó, en la zona de meta, St-Germain, de 28 años y natural de Quebec, que después del oro y la plata de Anne Heggveit y Nancy Greene en los Juegos de invierno de Sqaw Valley 1960 (EEUU) y de Grenoble'68 (Francia), respectivamente -cuando los trofeos olímpicos también computaban, asimismo como intercontinentales-, capturó este sábado la tercera medalla mundialista para Canadá en un eslalon femenino.
"Tuve un par de fallos; pero después me dije que tenía que esquiar más rápido. Ni yo entiendo lo que está pasando; que soy campeona del mundo me lo voy a tener que repetir varias veces antes de asimilarlo", apuntó St-Germain, que no contaba ningún podio en la Copa del Mundo -su mejor resultado era un quinto- y que este sábado logró el segundo oro para Canadá en los Mundiales de esquí alpino al ganar en la pista Roc de Fer de Méribel con casi seis décimas de ventaja sobre Shiffrin, la gran dominadora del esquí alpino durante los pasados años.
