"Tengo mucho que aprender", aseguró a Efe Larduet, quien este sábado tuvo su bautismo al enfrentarse en los Centroamericanos y del Caribe a la mexicana Monserrat Mejía, primera de la clasificación mundial, que si bien la barrió con parciales de 11-1, 11-0, 11-1, le dejó la impresión de haberla convertido en una persona mayor en el alto rendimiento.
"Me impresionó su técnica", se limitó a expresar Kylie, una adolescente que habla poco y bajito, a diferencia de los cubanos, reconocidos a la hora del desayuno en su hotel porque alborotan, y con sus gritos parecen conocer la clave de la felicidad.
Mejía desplegó su arsenal ante la cubana, nerviosa y con dificultades para responder el servicio letal y los disparos de la rival. A mitad del partido los entrenadores le pidieron a Kylie sacudirse el cero y aunque después no hizo mucho más, la caribeña quedó con la sensación de haber superado la experiencia de la primera vez, a partir de la cual sólo será posible ir mejorando.
"El viaje a Santo Domingo fue mi primero en avión, estuve nerviosa", confiesa y no dice mucho más.
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Hace unas semanas, la santiaguera terminó la Secundaria Básica y comenzó el trabajo de preparación para los Juegos, en los que este domingo, en su cumpleaños, enfrentará a la guatemalteca Anna Aguilar, en el grupo C de la competición.
Kylie le golpea fuerte a la pelota y tiene un buen revés, pero ha llegado a los juegos regionales dispuesta a pagar derecho de piso, aprender y en poco tiempo poder tutearse contra las mejores de Centroamérica y el Caribe, el área de las jugadoras principales de la lista mundial.
"Soy del barrio de Vista Alegre, en Santiago...al llegar a Cuba me entrenaré en La Habana...estoy contenta", dice escueta, como respuesta a tres preguntas diferentes y no queda más remedio que acudir a su entrenador, Jorge Núñez, quien asegura que la niña tiene talento y cuando agarre fogueo, le plantará cara a las mejores.
Nuñez mira a sus alumnas como las nieta que no tiene y en el caso de Larduet, confía mantenerla en el equipo nacional, aunque los de pelota vasca la quieren fichar porque la niña es una promesa.
"Los próximos Juegos Centroamericanos y del Caribe serán aquí en Santo Domingo y la historia será diferente. Ella tiene mucho margen de crecimiento", dijo el preparador.
Kylie Larduet no es favorita a medallas. De momento es una especie de telonera de las mejores del mundo, señaladas para repartirse las medallas en Santo Domingo, pero está contenta. En vez de ponerse cintas y lazos, en sus 15 años se dio a conocer en el circuito internacional; cree que es un buen regalo, aunque al llegar a Cuba fiesta habrá.
"Me voy a vestir de blanco", confiesa.
