Paola Longoria, a 150 grados bajo cero

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Gustavo Borges Santo Domingo, 2 jul (EFE).- En los momentos dolorosos después de un entrenamiento, la mexicana Paola Longoria encuentra un atajo para burlarse del paso del tiempo: se sumerge en una tina con nitrógeno líquido a 150 grados bajo cero y vuelve a sentirse con 22 años.

"Me ayuda a recuperarme. Cada día entro tres minutos al agua helada; me funciona así. Si tengo alguna lesión, me aplican crioterapia localizada con la manguera de fría", confiesa en entrevista con Efe Longoria reina del raquetbol en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

A los 33 años, Paola fue una resucitada en la justa regional. Semanas después de que su compatriota Montse Mejía la bajó del primer lugar de la clasificación mundial, en Santo Domingo ganó tres preseas de oro y se mantuvo como reina de los Juegos desde 2006.

"Recuerdo la primera vez, tenía 16 años y demasiado nerviosismo; gané la medalla de oro y tanto tiempo después mantengo la emoción. Trato de manejar la presión para motivarme", señala.

Con 12 US Open ganados y más de un centenar de títulos, que suma a sus 10 años como número uno del mundo; Paola es la más grande jugadora de raquetbol de este siglo y una de las deportistas hispanas más triunfadoras. A los 33 años juega cada partido como el último y eso le quita estrés.

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En Santo Domingo ganó la medalla de oro en individuales, al ir de menos a más y vencer en la final a la guatemalteca Ana Gabriela Martínez, después de lo cual dominó el doble mixto, junto a Eduardo Portillo y la competición por equipos, al lado de Montse Mejía y de Alexandra Herrera.

"México venía por siete medallas de oro y se logró el objetivo; yo llegué por otras tres y regreso a casa con ellas. Son mis quintos Juegos Centroamericanos y del Caribe; no sé si serán los últimos", asegura.

Si bien necesita atajos para recuperarse rápido, algo más difícil con el paso del tiempo, Paola acepta que llevar tanto tiempo como profesional permite que su cuerpo tenga memoria y alcance la máxima forma deportiva con menos entrenamientos.

"Antes me entrenaba hasta ocho horas al día; ahora trabajo cuatro o un poco más: Ya no tengo 20 años, pero a mi cuerpo le he dado mantenimiento; ahora no me entreno tanto en cancha", revela.

Con la tranquilidad que da haberlo ganado todo, Paola empieza a pensar en ella más allá del deporte. En el 2024 se casará y acepta que en algún momento pensará en el retiro, el cual asumirá tranquila porque el raquetbol en México seguirá arriba, ahora con Mejía como número uno.

"No hay una rivalidad con ella; respeto a todas las rivales, no solo a Montse, es maravilloso ver a otra mexicana en el número uno. Por eso es este legado que estoy haciendo, para que cuando me retire quede otra mexicana ahí. De momento sigo animada; a veces bajar un poquito es bueno para sentir motivación", afirma.

Montse Mejía y Paola Longoria viven en la misma ciudad, Monterrey, norte de México. Antes solían citarse para jugar partidos entre ellas; ahora ya no sucede eso.

"No puedes jugar amistosos con alguien que es tu gran rival; juego con mi hermano y otros compañeros, pero hay un respeto para Montse y todas las jugadoras del tour", dice Paola.