En una jornada dura, con 5 puertos, más de 4.000 metros de desnivel acumulado, Carlos Rodríguez (Almuñecar, 22 años) se alzó al tercer puesto de la general, confirmando que, pese a su juventud, ya es una realidad. Estas fueron las claves del primer e histórico triunfo del andaluz en el Tour de Francia.
.1.- EL FACTOR SUERTE TAMBIÉN CUENTA
Una caída a 5,5 km de la salida mandó a casa a 5 corredores. La montonera no afectó a Carlos Rodríguez ni a ninguno de sus compañeros del Ineos. Más tarde, subiendo el Col de Ramaz, penúltimo de la jornada, y cuando estaba rompiendo el pelotón el Jumbo del líder Jonas Vingegaard, el granadino sufrió un pinchazo y quedó a cola del furgón principal. Con la ayuda del equipo la avería quedó en una anécdota.
.2.- SENTIDO TÁCTICO Y CONTROL EN EL JOUX PLANE
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El Jumbo y el UAE tenían marcado el ascenso al Joux Plane (Especial, 7,6 km al 8,5), considerado el puerto más duro de este Tour, como zona de combate de la jornada. En la cima había 8,5 y 2 segundos de bonificación especial. La batalla la encendió Pogacar atacando a 4,7 del alto, pero le siguió Vingegaard a 25 metros.
Rodríguez no pudo entrar a ese debate en la escalada, y sin equipo, pues Tom Pidcock se fue diluyendo a pasos agigantados, quedó abandonado a su suerte. Fue cuando el español tiró del manual de la tranquilidad, sabiendo, sabiendo leer la situación y tomando las medidas oportunas para no perder los papeles ni sus opciones en el Tour.
Fue el momento de regular las fuerzas, de mantener un ritmo accesible y de tratar de no quedarse a años luz de Vingegaard y Pogacar. Fue lo que hizo. "Subí como pude", dijo. Suficiente para coronar a 17 segundos de los grandes monstruos del Tour. Había salvado los muebles y además estaba metiendo tiempo al australiano Jai Hindley, el anterior dueño del tercer puesto del podio y rival hasta París.
.3. VALENTÍA, RIESGO Y REMATE PARA DERROTAR A LOS MEJORES
Tras coronar el Joux Plane, el descenso lo iniciaron Vingegaard y Pogacar de la mano. Hasta meta se presumía un pulso entre ellos por la bonificación. Pero apareció Carlos Rodríguez y se puso a la altura de ambos. Mientras los leones se miraban y se marcaban cada pedalada, el cachorro se lanzó a saco en busca de la gloria.
Determinación, sentido de la oportunidad. Un puñado de segundos en la bajada fueron suficientes. Carlos admitió haber pasado miedo en las curvas, pero la valentía es una buena inversión para los que tienen pedigrí de campeón. Y "Carlitos" tiene las dos cosas.
