Soler gana a lo grande, en solitario y entre bruma
El de Soler fue el momento cumbre, el de la victoria "¡por fin!" tras "dar al palo" en varias ocasiones anteriores. Pero el de Vilanova i la Geltrú, aunque llegó a amagar con otra oportunidad perdida, estuvo tremendo y aprovechó como debe esas poderosas piernas que posee.
Atacó dos veces y se quedó tras la primera de ellas. En la segunda ya "a todo o nada hasta la meta", a donde llegó en solitario entre la bruma que encapotaba el cielo y acordándose de su mujer y sus hijos, el segundo recién nacido.
Por detrás, a 18 segundos, Filippo Zana, y a 23 Max Poole, quien engrandeció el triunfo de Soler tras protagonizar ambos prácticamente toda la subida final.
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Landa desata las hostilidades entre los favoritos
En el grupo de favoritos, un día más sin posibilidad de ganar la etapa, el que desató las hostilidades ya en los Lagos fue Landa. Como el domingo en el Cuitu Negru. Y también como llegando a Pajares, sin éxito.
"Para probar por si algún favorito fallaba pero no falló ninguno", reconoció en meta un Landa cada vez más lejos del podio tras dejarse 11 segundos con Mas, Primoz Roglic y Richard Carapaz.
Aunque por momentos pareció que su intento fructificaba, con unos diez segundos de ventaja, la entrada en escena por detrás del balear se lo invalidó.
Mas el más agresivo y ofensivo de los favoritos
Porque el de Artà está desconocido. Casi hasta desatado. Ya atacó en el puerto anterior, la Collada Llemena, y lo hizo hasta tres veces superada la 'Santina' ya hacia el lago de Enol.
Incluso puso en apuros Roglic, que perdió rueda un par de veces pero al final se recuperó. Mas tiene el podio entre ceja y ceja y no descarta el maillot rojo a pesar de que lo tiene complicado. Y no solo por el esloveno sino porque Ben O'Connor no acaba de ceder y se ha manifestado también dispuesto a pelear por el podio si pierde el liderato.
O'Connor aguanta como un jabato cuando parecía ceder el rojo
El australiano volvió a dar un lección de resiliencia incluso ya cuando parecía haber perdido el jersey rojo.
A punto de llegar al 1.03 de desventaja que le hacía ceder el liderato en favor de Roglic, O'Connor sacó fuerzas de donde no parecía tener, recortó unos segundos a los primeros y salvó la roja por 5 segundos. Lo que casi se le asegura el liderato dos días más. hasta Mocalvillo, a dos días del final en Madrid. Que no es poca cosa.
El oceánico ha tenido hasta la gallardía de asumir el control del pelotón, corriendo como se le pide un líder, hasta que se ha abierto la mecha entre los mejores. Y cuando ha ocurrido, sin compañeros que le ayudasen, se ha bastado él solo para mantenerse al frente de la general.
El momento malo: la caída y el abandono de Van Aert
La jornada ha tenido un momento malo, especialmente feo, cuando Wout van Aert, una de las estrellas de la Vuelta 2024, quizás la que más brilla durante todo el año, se fue al suelo y salió dañado hasta el punto de tener que abandonar.
Que se caiga un ciclista siempre es algo a lamentar, sea el que sea. Pero que lo haga un corredor de la dimensión del belga más aún. Por su compromiso con su deporte y por su contribución al espectáculo.
Cuando se cayó iba escapado. Un día más. Y agravó el golpe que le impactó en la rodilla, donde le manaba sangre, evitando al que se cayó delante de él, el alemán Felix Engelhardt, que siguió en carrera.
Para resumir lo que ha aportado Van Aert en la que ha sido la Vuelta de su debut basta decir que llevaba sumadas tres etapas y era líder tanto de la Regularidad como de la Montaña. Dos maillots que quería apuntalar en esta etapa entrando en su enésima fuga.
El jueves se le echará de menos camino de Santander, donde se le esperaba en el sprint al que apunta el recorrido.
Y en lo que queda de Vuelta ya no se le podrá ver de nuevo levantando los brazos en la pancarta ni en Madrid en el podio. Algo que lamenta todo el mundo. La organización la primera. Con Van Aert en ella, una carrera es mucho más que sin él.
