Azevedo abogó por hacer del voleibol un deporte “más accesible” y generar una nueva generación de jugadores y seguidores con el incremento de la inversión en las competiciones nacionales y una mayor cobertura de televisión.
“Queremos hacer del voleibol un movimiento global, agrandando su mercado y el número de aficionados”, subrayó en un encuentro telemático con periodistas con motivo de su elección al frente de la FIVB el pasado día 18 en el 39 congreso mundial celebrado en Oporto.
Azevedo, de 53 años y que cuenta con una experiencia de casi de tres décadas en la gestión del voleibol a nivel federativo, ha relevado a su compatriota Ary Graça, quien ejerció el cargo desde 2012.
El planteamiento del nuevo presidente se enmarca en la llamada Visión Estratégica 2024-2032 con la que cimentó su candidatura.
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A juicio del directivo brasileño, “no hay margen para aumentar el negocio del voleibol si no crece el propio deporte”.
Además de alcanzar los 1.600 millones de seguidores, se marcó como reto doblar en cuatro años la cifra de equipos nacionales que forman parte de la clasificación mundial, 89 en la categoría masculina y 79 en la femenina, para lo que consideró preciso invertir más en los países que no están en la lista.
El actual sistema de clasificación mundial, que se instauró el 1 de febrero de 2020 a partir de los resultados cosechados desde el 1 de enero del año anterior, tiene en cuenta la actuación de los equipos nacionales en eventos en los que haya un mínimo de cuatro participantes.
En 2023, la FIVB destinó el 53 por ciento de sus ingresos a federaciones nacionales y programas de desarrollo y el compromiso, según Azebedo, es elevar esta cifra al 70 por ciento en 2028.
Otro de los retos con los que Azebedo afronta la nueva etapa es que el voleibol contribuya a la lucha contra el cambio climático apostando por la sostenibilidad como eje de actuación en sus distintos ámbitos.