No obstante, según cuentan durante una visita a la Agencia EFE, todavía quedan techos de cristal.
Compañeras de selección y amigas desde su adolescencia, las tres anunciaron su retirada casi a la vez el último noviembre, aunque este fin de semana vuelven a la Liga con sus clubes. En total suman 743 partidos internacionales, incluidos los que llevaron a los bronces del Mundial 2018 y el Europeo 2019 y a los diplomas en Río 2016, Tokio 2020 y París 2024.
El último lo recogieron el 5 de agosto con homenaje a Bea Pérez por alcanzar la cifra más alta de partidos con 276. María Pérez se va con 256 y Lola Riera, con 211 y 110 goles, como máxima goleadora en la historia del equipo.
"Fue un poco agridulce porque nos quedamos fuera de semifinales pero fue un momento muy bonito. En el himno tenía presente que podía ser mi último partido. Deseaba que no, porque hubiese supuesto pasar a semifinales. Nunca es fácil, han sido muchos años dedicada exclusivamente al hockey, pero era una decisión que este ultimo año tuve mas o menos clara. Luego te entran dudas pero al final era la correcta", apunta Pérez.
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López, compañera de Bea en el Club de Campo de Madrid, coincide en que cuesta tomar la decisión y agrega que cuando el equipo se clasificó para la Pro Liga le entraron las ganas "de seguir un año más".
"Después lo medité, hablé con mi familia; mis amigas también se retiraban, y hablando con el cuerpo técnico decidimos que era lo mejor. Estoy muy orgullosa de cómo crecimos desde que entramos a la selección, que fue cuando nos quedamos fuera de Londres 2012, y nos quedamos prácticamente sin recursos, a como estamos ahora", indica.
Responsable de desarrollo y negocio de la Federación Española de Hockey (RFEH), López ha mezclado su última etapa como internacional con el ámbito laboral, en el que Pérez se ha formado como psicóloga y Riera va a afrontar el MIR (Médico Interno Residente).
"Ha llegado de forma natural un cambio generacional que venía en buen momento de cara a Los Ángeles para preparar un equipo para que llegue en las mejores condiciones. En mi caso es algo distinto porque ha sido como una repesca y me queda la duda de si un poquito más, porque tuve un parón de casi dos años. Pero por suerte, al retirarme junto a mis amigas, quizá es más fácil llevarlo", admite Riera.
La jugadora del Sanse Complutense regresó a la selección en octubre de 2023, después de más de un año ausente, cuando jugaba en el prestigioso HGC neerlandés y Carlos García Cuenca llegó como técnico. Ahora coincide con sus compañeras en que el bronce del Mundial 2018, con los últimos Juegos, es uno de sus mejores momentos.
"Lo pasé mal, me ayudó pensar que la recompensa eran los Juegos de París, volver a estar y que por cercanía mi familia pudiese ir. Y la medalla de 2018 a nivel de equipo fue increíble conseguirla, veníamos de nada y competimos con selecciones que nos triplicaban en licencias en presupuesto y en mil cosas", afirma.
Horarios, arbitraje y premios: los techos de cristal
Con momentos de satisfacción, las tres comparten también sacrificios hechos, como irse de su casa muy jóvenes para residir en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, compaginar los estudios con una carrera deportiva muy exigente y sentir algunas diferencias de trato como mujeres.
"Nosotras hemos entrenado de 8 a 2 y de 6 a 9. Ahora quizá hay más facilidades para las mujeres que quieren llegar a ser deportistas de alto nivel. Cada vez las universidades apuestan por la dualidad de estudios y deporte, cada vez hay más patrocinadores y eso ayuda a que la mujer se pueda dedicar en exclusiva al deporte y rinda más", señala López.
En su opinión, en la selección siempre ha habido un trato igual entre hombres y mujeres; pero con los clubes en aspectos como los horarios siempre favorecían los partidos masculinos.
"Yo me metí en la comisión delegada como representante de los deportistas porque me molestaba mucho eso y desde dentro me he dado cuenta de que en algunas cosas sigue siendo un tema súper cultural, que no lo ven. Por ejemplo con los arbitrajes, yo decía no me pongas chicas porque eso no es feminismo, quiero que me piten los mejores, no porque sean chicas tienen que pitar chicas", reclama.
También la fase final de la EHL (Euroliga), que hacía la fase final en las mismas fechas, pero por separado y con diferencias.
"Nosotras jugábamos sin pena ni gloria y ellos ya tenían el vídeo árbitro, un pedazo de copa (enorme copa), premio económico y nosotras nada, encima con el hashtag 'equaly amazing'. Hay mucho camino que recorrer. Hablando con gente que ha intentado escalar en diferentes ámbitos lo del techo de cristal me lo han dicho tal cual. Hay un techo, que si eres mujer, es muy difícil saltar".
