Lipowitz, la juventud paciente

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Luis Miguel PascualCarcasona (Francia), 20 jul (EFE).- Florian Lipowitz descubre el Tour de Francia con la misma serenidad con la que aborda todas las facetas de la vida. El ciclista de 24 años muestra una impresionante sangre fría, pese a que se ha convertido en el mejor joven y que esá en buena disposición para acabar sobre el podio de París.

Actualmente tercero de la general, el ciclista nacido en Tubinga, en las riberas del Danubio, ha demostrado que solo el esloveno Tadej Pogacar y el danés Jonas Vingegaard son más fuertes que él en este Tour.

Algo que ya puso de manifiesto en la pasada Dauphiné, cuando acabó en el tercer puesto del podio final, superado solo por los dos hombres más fuertes del pelotón actual.

Pero la sorpresa ha llegado por su capacidad de afrontar toda la presión que conlleva una carrera como el Tour, que está controlando con una inesperada calma.

Lipowitz no es un ciclista clásico. Hasta los 16 años era un biatleta, un deporte que combina la resistencia del esquí de fondo con la sangre fría que exige disparar con una carabina a una diana.

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Es cierto que no hizo una carrera juvenil y que el deporte de la bicicleta llegó tarde para él, pero esas dos características, la resistencia y la serenidad, están siendo grandes aliados para el que ya es una de las futuras estrellas del pelotón internacional.

El alemán llegó a tener prometedores resultados en biatlón, pero las repetidas lesiones en una rodilla le fueron poco a poco decantando por la bicicleta. Sobre ella acumulaba horas de reeducación, pero era también el deporte favorito de su padre, que llevaba a toda la familia a largas estancias en Alpes y Pirineos, donde llegaban a recorrer hasta 900 kilómetros en una semana.

En 2020 decidió ser ciclista, junto cuando su familia se había instalado en el Tirol austríaco. Allí integró el equipo Tirol KTM, filial del Red Bull, donde fue dando muestras de su valía hasta que en 2023 integró la estructura profesional.

El triunfo en la Vuelta a la República Checa en su primer año con los mayores demostró que la apuesta no fue errónea y en 2024 estuvo en la Vuelta a España, donde acabó en el séptimo puesto como gregario del esloveno Primoz Roglic, que se apuntó su cuarta edición.

Ese año también ganó en Sibiu, una modesta carrera de Rumanía, fue segundo de los campeonatos nacionales de su país y tercero de la Vuelta a Romandía.

Eclosión en 2025

Pero la eclosión llegó en 2025, cuando acabó cuarto de la Vuelta al País Vasco, segundo de la París-Niza, por detrás del estadounidense Matteo Jorgenson, y tercero de la Dauphiné, dos grandes trampolines para el Tour.

A Lille llegó con la ambición de ser un respaldo para Roglic, pero poco ha poco la carretera le ha colocado en una mejor posición que el esloveno, que es sexto a 2.42 del podio.

El equipo cuenta con dos bazas para tratar de lograr su objetivo de subir al podio de París.

Lipowitz es ahora la mejor baza, sobre todo por la fortaleza que ha demostrado hasta el momento. Fue sexto en la crono de Caen y ha estado entre los cinco mejores en las tres etapas pirenaicas, incluida la cronoescalada de Peyragudes.

En el Red Bull están confiados en que aguantará bien la tercera semana, aunque es una incógnita saber cómo responderá a toda la presión que rodea al Tour. Por ahora, no parece que le haya descentrado, frío y calmado como un esquiador capaz de atinar en la diana.