En dichas movilizaciones también fueron identificadas otras cinco personas y cuatro agentes de la policía autónoma resultaron lesionados.
Debido a estos disturbios, la organización de la Vuelta decidió cancelar el final de la etapa en la Gran Vía bilbaína y dar por buenos los tiempos de cada corredor tres kilómetros antes, por estimar que no se cumplían las condiciones de seguridad ya que un grupo de personas reventó las valles de protección e irrumpió en la calzada.
