"El deporte es presente; es lo que sucede en cada momento, no lo que ya pasó. Debemos reinventarnos y recobrar esa dinámica de jugar bien para poder ganar, además de mejorar individualmente para que el equipo sea aún más competitivo", ha subrayado el técnico a EFE.
Aznar, uno de los protagonistas en el día de atención a la prensa que ha organizado este martes el Sant Andreu, ha reconocido que la reciente derrota en la final de la Supercopa de España frente al Astralpool Sabadell (11-8) le dejó un "mal sabor de boca".
Y es que el técnico cree que fue en un partido marcado por "un inicio muy dubitativo" que les condenó a un primer acto que cerraron 5-0 abajo, por una intensidad "no apropiada para una final".
"No supimos frenar su salida fulgurante y eso nos penalizó todo el encuentro", ha explicado el preparador catalán, que aun así ha valorado la capacidad del equipo para "recomponerse durante el partido" y "ajustar el marcador" pese a no encontrar su mejor versión en ataque.
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El conjunto barcelonés afronta su primera final de la Supercopa de Europa, un título al que acceden los campeones de la Liga de Campeones y de la Eurocopa. Por la dificultad que supone disputar este partido, Aznar ha asegurado que su equipo encara la final con "confianza" y con la ambición "intacta".
"Tenemos la suerte de contar con jugadoras de altísimo nivel, que saben competir y que entienden cómo afrontar momentos así. No hay fórmulas mágicas: se trata de trabajar, confiar y darle al equipo lo que necesita para ganar", ha subrayado.
Asimismo, el preparador catalán ha reconocido que el hecho de que la final se juegue en su piscina puede añadir "cierta presión" ante un rival, el ZV De Zaan, del que ha advertido que "vendrá sin presión y con mucha determinación".
"Es un equipo homogéneo, con jugadoras experimentadas como las hermanas Rogge, y una defensa muy cerrada, a la que no estamos tan acostumbradas. Necesitaremos tranquilidad, pero también decisión, para romper su estructura y aprovechar el contraataque", ha analizado.
Aznar ha destacado, además, que pese a la incorporación de tres jugadoras internacionales —las australianas Alice Williams y Pippa Pedley, y la neerlandesa Robin Jutte—, la fuerza del Sant Andreu sigue residiendo en mantener "un grupo unido" por encima de las individualidades.
En esta línea, la capitana María Palacio ha destacado que las nuevas incorporaciones "han encajado muy bien" en el vestuario y que, poco a poco, se están familiarizando "con el juego, la defensa y la táctica", lo que refuerza la cohesión del grupo de cara a la final del domingo.
"Cuando hay que afrontar otro reto, lo hacemos. Hemos de olvidar lo que pasó, analizar los errores y trabajar para mejorar, y ahora estamos centradas en el partido de este domingo, vamos a lucharlo al máximo", ha subrayado a EFE.
Finalmente, Palacio ha reflexionado sobre la presión de mantenerse en la élite tras una temporada de consolidación y el desafío que representa para un equipo joven, con una media de edad inferior a los 23 años, volver a competir por levantar todos los títulos.
"Ahora tenemos más presión por ser las vigentes campeonas, pero sabemos que jugar con presión no nos ayuda. Debemos jugar como siempre, con confianza y con la experiencia que tiene el equipo", ha concluido Palacio.
