“Hay un ingrediente natural” y otro “que he ido optimizando para motivar a mi equipo y a la gente que me rodea”, explica.
Llevar, con veintiún años, el peso de una selección “a las espaldas” puede resultar abrumador. Compaginarlo con una carrera es una proeza. Inés estudia Derecho en la Universidad de Comillas. “A las espaldas” significa para ella “no fallar a mis compañeras, no defraudarlas”.
Lo de su carrera podría resultar una dificultad añadida, pero ella lidera una disciplina donde la presión es máxima. “Estamos acostumbradas desde pequeñas”. Una jovencísima Inés escribió en una redacción de Primaria, que remató con un retrato en lo más alto de un podio: “Mi gran sueño es entrar en un Centro de Alto Rendimiento para poder ser olímpica”. Cuatro años después, con trece, un viernes de entrenamiento en su Huesca natal, le comunicaron que había sido convocada para la selección junior.
Justamente cuatro años. O lo que es lo mismo, una Olimpiada. Que es el tiempo que transcurre entre dos celebraciones consecutivas de los Juegos Olímpicos. Esa convocatoria “fue el click de… ahora sí puedo llegar a cumplir mi sueño”, comenta en un video grabado por su padre, Fran.
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“Cuando llegaba a la estación de Atocha veía que había carteles de Iberdrola de Ona Carbonell, de deportistas mujeres referentes y súper importantes para mí como niña”, revela. La semana pasada fue elegida embajadora de Iberdrola. Entró en el grupo de 35 deportistas de élite de España del programa de impulso al deporte femenino de la compañía. “Para mí es un honor que confíen en mi y en la rítmica”. Además “es una ventana de para niñas y niños que van a poder conocer un poquito más de mí o de mi deporte”, continúa. Precisamente, esta semana se celebra en Madrid el campeonato de España de conjuntos.
Si ir a a los Juegos Olímpicos “era lo que siempre había sido mi sueño, que no saliera como yo tenía en mente me descuadró todos los planes y dije: ¿Y ahora?”, reconoce. Ese fue el momento de su carrera en el que estuvo más cerca de “tirar la toalla”. Confiesa que pensó: “¿cómo encuentro de nuevo esta ilusión por este deporte? Encima se van dos de mis mejores amigas, que son como mis hermanas, y yo sigo aquí con nueva temporada, nuevo código, nuevo equipo… necesitaba reenamorarme de la rítmica”.
“Es una pena, me duele, claro que me duele”, se lamenta. “Que todo va bien y que en un momento se te rompen todos los planes y da igual lo mucho que hayas trabajado, lo muy preparada que estuvieras”. “Luego, con el paso del tiempo, lo vas relativizando y valoras mucho más estar en unos Juegos y todo el recorrido que hubo anteriormente, a pesar de que el debut olímpico no fuera el esperado”, reflexiona.
“Es verdad que fueron meses duros, en los que te planteas si merece la pena luchar por seguir o si simplemente ha sido una etapa que tiene que llegar a su fin. Porque me parece súpercomplicado saber cuándo tiene que acabar, pero al fin y al cabo es cuando tú lo sientas”.“Podría haberme rendido, sí”, confirma.
Podría haberse rendido, pero no lo hizo, y por eso subraya: “me doy las gracias a mí misma por haber seguido a pesar de mis dudas, de mis incertidumbres, de mis miedos, de los días y semanas y meses tan duros que tuvimos”. “Fue la cara amarga del deporte y, en consecuencia, la cara amarga de la vida”, “pero yo creo que no hay mayor aprendizaje vital que yo haya podido tener: que esos Juegos no fueran bien”, se sincera.
A “pesar de” todo, o “precisamente por eso”, Inés no se dejó caer y aún le queda mucha mecha “en las buenas, en las malas y en las que vengan”. “Soy consciente de que el deporte de alto nivel conlleva exigencia. A mí me gusta verlo como algo positivo. Yo lo me lo llevo al ámbito positivo para crecerme, motivarme e incentivarme”. Ese es, precisamente, el mensaje que le gustaría transmitir a las nuevas generaciones de deportistas que sueñan con dedicarse profesionalmente a un deporte: “que valoren que pueden vivir cosas excepcionales a una edad muy temprana”.
“Que disfruten y estén con una sonrisa esos días que se levantan y van a entrenar cuando menos les apetece. Porque eso les hace más fuertes y van a dar ese pasito más que les va a diferenciar del resto”, dice.
No hay un límite máximo preestablecido en la puntuación de gimnasia rítmica para conjuntos. Esa misma filosofía de potencial ilimitado podría aplicarse perfectamente a una carrera más allá del tapiz.
Su carrera de Derecho le garantiza “la libertad de saber a dónde me dirijo”; y le abrirá “muchas puertas”, lo que le permite no descartar ningún camino por inesperado que sea. En sus propias palabras, la posibilidad está abierta: “Igual empiezo trabajando en España y acabo, pues yo qué sé, ministra de Deportes. Que no es lo que, en principio, está en mis planes, pero nunca se sabe las vueltas que da la vida. Ya lo iremos viendo”.
En un futuro mucho más inmediato, Navidad, “estar en familia es el mejor plan que puedo tener”, afirma. “Durante el año no tengo la suerte ni la oportunidad de poder estar con ellos. Así que comer y cenar juntos, estar en la chimenea, hablar, una sesión de juegos de mesa, dar paseos por Huesca, visitar y estar con amigos y amigas… solo con hacer eso es más que suficiente”, afirma.
Si hoy escribiese una carta a los Reyes Magos pidiendo un regalo, pondría lo mismo que en “la redacción de cuando tenía 9 años. Yo en el pódium olímpico junto a mis compañeras, en lo más alto, luciendo el chándal de España”, subraya. Y para llegar allí sin necesidad de magia, su foco ha cambiado con los años: de la planificación a larguísimo plazo (como París 2024) a una estrategia más de día a día, mes a mes, año a año, con la vista puesta en Los Ángeles 2028.
Habrá series anuales de Copas del Mundo y Campeonatos de Europa en 2026 y 2027. El evento clave será el Campeonato del Mundo de 2027, en Berlín, que otorgará las primeras plazas olímpicas directas. Es decir, “si nosotras quedamos en podio mundial, primeras, segundas o terceras, ya tendríamos billete directo para Los Ángeles en vez de jugárnoslo en 2027 en el clasificatorio”, detalla Inés.
“Siendo conscientes del nivel que tenemos, de cómo hemos quedado este año en el Mundial de Río, hay que ser también sincera con una misma”. “Vamos a estar ahí, vamos a luchar para estar en lo más alto y conseguir esa plaza”, concluye la capitana.
