El duelo, que se resolvió en el primer "super tie break" de la historia del torneo, duró más de 4 horas y acabó con el ruso tocado físicamente.
"Todavía no me lo puedo creer, la gente me pedía fotos y no me salía sonreír de la emoción, no me daba cuenta de nada, de que había ganado, es algo impresionante", dijo el 154 del mundo, de 22 años.
"El partido no acababa nunca, él me hacía correr como un loco. Corrí mucho, él muy poco, me metió muchos winner, me cansé y me dolía u poco la cadera izquierda, pero aguanté y lo pude ganar", agregó.
Ante los problemas físicos de su rival se creció. "Me sentía presionado, como atajando porque él cada vez más lesionado pero le pegaba cada vez más fuerte. Era apuesta por ver si yo corría más o él le pegaba más fuerte", comentó.
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"Él jugaba a niveles muy altos, con mis mejores saques lo devolvía de 10. Le decía a mi entrenador que me devolvía como si nada, algo raro en un jugador así. Pero me mantuve firme de cabeza y lo saqué", dijo.
Reconoció sentirse más cómodo que cuando llegó para jugar la fase previa.
"No podía comer, no me entraba nada, ni un jugo de naranja. Eran los nervios. Hoy estaba más suelto porque no tenía mucho que perder. Los nervios ya los tuve en el pasado en algunos partidos importantes", agregó.
"Estar aquí te motiva mucho y te da experiencia, lo que más deseo y lo que luché toda mi vida es jugar así, las ganas no van a faltar. Supongo que tengo nivel, pasé la cuali y gané a Karatsev que en polvo tiene buenos resultados, me siento parte de este nivel.
Relató que de niño le gustaba el fútbol, pero veía jugar a su hermano al tenis y probó. Durante un tiempo combinó ambos deportes, hasta que se dio cuenta que se le daba mejor el tenis y apostó por ese deporte.
Este triunfo en Roland Garros dará un empujón a su carrera, que puede crecer en los próximos meses.
