El británico, al que la organización otorgó el espacio de mayor audiencia en la central, como suele hacer con su estrella, continúa dando guerra a sus 35 años y, pese a su prótesis en la cadera y los problemas en el abdominal que le bajaron de Queen's y le tuvieron días sin sacar, debutó con triunfo en su Grand Slam.
Ese que ha ganado en dos ocasiones (2013 y 2016) y en el que dice estar para ganar. Si no ni lo intentaría, aseveró un Murray que tuvo que remontar a Duckworth, un tenista sin victorias oficiales esta temporada, y que, después de apuntarse el primer set se deshizo completamente.
Murray, una vez tropezado en el primer parcial, no volvió a conceder ni una sola oportunidad con su servicio y demostró por qué, si está en forma, es de los tenistas más peligrosos en hierba. Lo demostró hace unas semanas cuando alcanzó la final de Stuttgart y pretende ponerlo en práctica también en Wimbledon, el torneo que más calor y cariño le da.
En segunda ronda el escocés se medirá a John Isner, que hizo gala de 53 saques directos para ganar en cinco sets a Enzo Couacaud en primera ronda. Será el décimo enfrentamiento entre Murray e Isner, con todo victorias para el británico. EFE.
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