Fue una noche completa donde hubo una amplia gama de estilos de baile: desde lo puramente clásico, pasando por lo neoclásico, lo contemporáneo, hasta lo bien moderno, con el valor agregado de que fue de la mano de primeros bailarines y solistas que se destacan en prestigiosas compañías de diferentes puntos del mundo.
Esa diversidad tuvo su punto álgido justamente gracias a una de las figuras más importantes de la noche, el bailarín estadounidense James Whiteside, quien además es coreógrafo y crea su propia música, como “Wallflower”, que hizo junto a su colega Erica Lall, de la misma compañía. Con gracia, irreverencia, garra y precisión, en remeras blancas, shorts de jeans y championes, el dúo conquistó a la platea, que se desdobló en aplausos ante un baile pop que rompió con lo encorsetado.
En otro extremo y haciendo gala de su versatilidad, la carismática pareja cerró la gala con un pas de deux de “El corsario” cargado de profunda emotividad y expresividad.
Participaron también Katherine Barkman (The Washington Ballet) y Sebastián Vinet (Compañía Nacional de Danza de México), con la clásica “Satanella” y lo sublime de lo neoclásico con “Trazos”. Sus líneas danzísticas eran de primera, lo que completaban con una gran elegancia.
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“Progetto Händel”, fue lo presentado por María Celeste Losa (Teatro Alla Scala de Milán) y Emilio Pavan (Bayerisches Staatsballett). Esta vertiginosa coreografía de Mauro Bigonzetti proponía una armonía de cuerpos fragmentados, al son de música de cámara, con una estética que mezclaba lo contemporáneo y lo clásico. Con fuerza y energía, la misma pareja hizo también una brillante y vigorosa interpretación del pas de deux de “El cisne negro”.
Anna Osadcenko y Jason Reilly (Stuttgart Ballet) entregaron el pas de deux de “Onegin”, basada en la novela de Alexander Puschkin, derrochando gracilidad con sus cuerpos que flotaban como plumas.
Nuestra compatriota Gabriela Flecha, solista del Ballet Nacional de Sodre (Uruguay), llegó con su colega Damián Torio. Ellos hicieron un impecable Pas d’Esclave, de “El corsario”. De esa entrega clásica pasaron a lo neoclásico con “White Shadows”, una frágil y conmovedora pieza creada por Francesco Ventriglia.
Toda la simpatía y el arrojo de Daniel Ulbritch (New York City Ballet) y Angelica Generosa (Pacific Northwest Ballet) llegó luego con la emblemática “Tarantella”, coreografiada por George Balanchine. Con alegría pura pero asimismo con una destreza física impresionante, ambos dejaron todo en el escenario. Ellos bailaron además “Embraceable you”, también de Balanchine, con música de George Gerswhin, donde nuevamente se robaron los aplausos de la numerosa platea, con su ternura y ángel.
La amplia propuesta se completó con “Vitruvio”, a cargo de tres intérpretes del Circo La Arena, de Argentina. Así, Luciana Denino, Julieta Fiorino y Juan Pilotto, encantaron con una danza contemporánea basada en el dibujo de “El hombre de Vitruvio”, de Leonardo Da Vinci. El trío resaltó por su plasticidad y las figuras creadas en inspiración de la imagen del cuerpo humano.
Este evento fue sin dudas un gozo para los amantes de la danza, ya sea por la variedad de propuestas como por la cantidad de nombres importantes, de comprobada trayectoria, que pisaron el escenario del BCP.
También esta gala pone a Paraguay en el mapa y puede servir para motivar a crear coreografías innovadoras y movilizantes, con música de todos los tiempos.
victoria.martinez@abc.com.py
