Un soldado cantor que jamás bajó la guardia

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Pablo Barrios, hoy. Su carrera artística de siete décadas nunca se detuvo.
Pablo Barrios, hoy. Su carrera artística de siete décadas nunca se detuvo.Archivo, ABC Color

Si este fuera un interrogatorio policial, él “cantaría” todo. Su lucidez le permite delatar con lujo de detalles anécdotas y vivencias de décadas recorridas con la música. Formó grupos, grabó discos y compuso más de 70 canciones. Aquí, el prontuario artístico de Pablo Barrios.

Nombre: Pablo Vicente Barrios Ortiz.

Fecha y lugar de nacimiento: 25 de enero de 1936, en Alfonso Central, compañía de Caraguatay.

Profesión: cantante.

Desde niño, su voz dio sonido a canciones populares. Cantaba por vocación, hasta que un “macatero” y fotógrafo extranjero lo escuchó, y entendió que el “campesinito” tenía condiciones para la música. “Cada vez que venía a Alfonso Central, me daba una propina, y yo le acompañaba llevándole la valija por los caminos de tierra y yuyales en sus recorridos a pie en busca de clientes. El hombre vendía de todo”, recuerda.

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Un día, allá por 1950, el foráneo habló con don Vicente Barrios y doña Ignacia Ortiz para que permitieran que su hijo Pablo se trasladara a Asunción. Con respuesta positiva de sus padres, el adolescente llegó a una casa de las calles Colón y General Díaz, donde su anfitrión le instruyó sobre fotografía y revelados.

Al año siguiente, 1951, Pablo asistió como aprendiz a la Banda de Músicos de Policía. A los siete meses, ya ejecutaba el yeni y leía partituras. “Yo tocaba el instrumento en las retretas de los jueves en las plazas céntricas. Manuel Rivas Ortellado era el director, y una vez fui a mi pueblo y no volví pronto; así que me tenían que castigar si quería permanecer con ellos. Yo no quise recibir el castigo, y decidí salir. Entregué mi instrumento y abandoné mi formación en 1953”, cuenta.

En 1954, el joven Barrios ingresó al cuartel militar en Chaco’i, en la agrupación zapadores. Sus camaradas trabajaban en la construcción de caminos y rutas en distintas zonas del país. Y a él le tocaba cantar junto al arpista Alfonso Giménez para amenizar las agotadoras jornadas de los ruteros.

Salió del cuartel como soldado raso en 1956. Comenzó a trabajar en una licorería de Asunción y formó el trío “Los Rayitos”, con su voz y el acompañamiento de los guitarristas Recalde y Ramón Gauto.

Pronto optó por regresar a Caraguatay, donde integró su segunda agrupación musical: Pablo Barrios y su conjunto Los Rancheros. “Era como un mariachi; interpretábamos rancheras mexicanas. Íbamos de serenata, actuábamos en casamientos, cumpleaños y actividades sociales”.

Por entonces, el Club Guaraní de Alfonso Central, del que es fundador, lo tenía como arquero. “Yo era el ídolo en mi pueblo. Me gustaba el fútbol”, recuerda con una sonrisa feliz.

En esos tiempos se encontró con Quemil Yambay, vecino de Alfonso Tranquera. “Le enseñé guitarra y nos hicimos amigos. Un día propuso que me integrara a su grupo para una gira por Alto Paraná. Fuimos con él y el arpista Ireneo Rotela Martínez. Salimos de Caraguatay, pasamos por Río Negro y llegamos a Mbocayaty del Yhaguy. De ahí caminamos hasta Santa Elena. ‘¿Por qué no llamamos Los caminantes a nuestro grupo?’, les sugerí. Subimos a un colectivo mixto y nos dirigimos a San José de los Arroyos, y de ahí a la rotonda de Coronel Oviedo”, dice.

En la capital de Caaguazú, los artistas se quedaron sin posibilidad de solventar el viaje a Puerto Presidente Franco. Y por referencias llegaron junto a Manuel Romero Villasanti, quien les brindó ayuda. “Era un gran hombre. Nos llevó al Bar Parrillada Salinas. Se hizo la propaganda de que el Conjunto de Caraguatay iba a actuar el sábado. Allí Yambay hizo sus imitaciones, y el público deliró. ¡Era impresionante! Repetimos actuaciones por el éxito, y partimos de ahí un domingo con 8.000 guaraníes. Ya teníamos el compromiso de presentarnos en Ka’arendy (hoy, Juan León Mallorquín). Se anunció con parlantes por las calles nuestra actuación, y la fiesta se llenó de público. Ganamos 13.000 guaraníes, que era muchísimo”.

Barrios, Yambay y Rotela continuaron con destino a Presidente Franco, donde permanecieron durante dos meses con el Conjunto de Caraguatay. “Tocábamos en el ‘Bar Elisa Gómez’. Yo quería por nombre Los Caminantes, y Yambay insistía en Los Alfonsinos. Hicimos un sorteo con palillos de fósforos El Sol, y ganó él.

Llamado por su hermano, el marino Lucas Barrios, quien le recordó que las radios y escenarios importantes estaban en Asunción, Pablo regresó a la capital. “Me instalé aquí, y le mandé una esquela a Quemil para que viniera junto a mí. Llegó, y éramos los dos: Barrios-

Yambay. Yo, por desinterés de mi dúo, registré a mi nombre Los Alfonsinos, el 11 de setiembre de 1962”.

Esta anotación le trajo problemas a Barrios, cuando firmó contrato con el sello Amambay. “Resulta que Los Alfonsinos era artista del disco Cerro Corá. Entonces el dueño, el señor Pedro Román, le trajo a Quemil y vino a atropellarme en mi casa diciendo que me iba a meter en la cárcel. Pero cuando le mostré el documento de que el registro estaba a mi nombre, se fue. Le eché de mi casa”.

Barrios continuó actuando con Los Alfonsinos hasta 1966. Posteriormente, cedió a Yambay el derecho del nombre de Los Alfonsinos.

Enseguida inició la era de “Pablo Barrios y su Conjunto”, integrado por Alfonso Giménez (arpa), Eusebio Contrera (voz en dúo), Cirilo Antonio Rivarola (acordeón) y Cirilo Ortega (bajo). Cumplían periódicas giras por Buenos Aires y grabaron tres long play.

En enero de 1968 se casó con Rafaela Arce, con quien tuvo una hija: Vidalia (odontóloga). A los meses, el matrimonio se deshizo, y Rafaela fue a radicarse en EE.UU. Pronto, Pablo se unió sentimentalmente a Rosa Élida Vera Candia, a quien dedicó el verso “Diosa Blanca” y dio tres hijos: Pablito, Séver y María Mercedes (cantante). Rosa falleció unos 15 años atrás. Lleva ocho años unido a la enfermera jubilada Nancy Azcona. Otra hija reconocida es Carmen, jueza de Ciudad del Este.

La vida artística de Pablo Barrios es rica e intensa. Ejecuta el arpa, la guitarra y el yeni. Compartió escenario con Hilarión Correa, Papi Orrego, Andrés Cuenca Saldívar, Aníbal Lovera, Lorenzo Leguizamón y otros. Compuso 72 canciones y tiene grabados 42 temas.

El año pasado grabó polcas y guaranias con el sello “Triunfo” de Itauguá. Hoy, a los 83, sigue trabajando. Y como buen soldado del arte, listo está para una nueva actuación. ¡Aplausos!

yubi@abc.com.py