Las cuatro propuestas de la noche poseían realmente esa electricidad creciente y contagiaron a todos con su energía. Cada grupo envolvió a la gente con diferentes miradas musicales, creando así cuatro atmósferas bien particulares.
La cuarta y última noche empezó así con Versión Palma Loma Blues. Aunque no es jazz, el género cuadra cómodamente en un evento como este, y más aún si lo que el grupo tiene para ofrecer es como lo que hace este cuarteto luqueño.
Con Dominique Bernal a la cabeza, con saxo en mano y el vuelo de su armónica, el grupo derrochó espontaneidad, simpatía y mucha gracia, conectando con el público al instante. El grupo, que se completa con Cali Jativa (guitarra), Aarón Zorrilla (bajo) y Rafa Arce (batería), transmitió una vibra impresionante al son de sus temas propios, en algunos de los cuales conjugan español con guaraní.
La banda demostró también estar a un nivel musical muy bueno, que los hace competentes de presentarse en cualquier escenario internacional. La gente les demostró su admiración cantando junto a ellos y con ovaciones. Desde este momento ya se sintió una gran fuerza reinante en la sala.
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El festival siguió con la propuesta del cantante y compositor paraguayo Nico Vera, quien estuvo acompañado por Bruno Muñoz (saxo), José Villamayor (guitarra), Diego Riveros (batería), Chino Corvalán (bajo) y Óscar Vera (teclados).
Nico compartió con el público composiciones suyas tanto en castellano como en inglés, que forman parte de su primer EP “Alma Soul” y de un futuro disco a ser lanzado. Los temas fluyen con franqueza entre el jazz, el soul y el blues.
El artista transmite mucha comodidad en el escenario y muestra un dominio del show muy natural. Así, al son de temas como “Freedom”, “Un simio y un puñal”, “Las enseñanzas de la flor”, “Good times”, entre otros, se apoderó de la atención del público, gracias a una voz que pasa de lo aterciopelado, a lo ronco y lo tenaz, sin esfuerzos. Además, su banda logró conferir a los temas de una actitud que rayaba lo rockero.
La primera participación internacional llegó seguidamente de la mano del Ozma Quintet, directamente desde Francia y por primera vez en Paraguay.
Esta agrupación integrada por Stéphane Scharlé (batería), Alois Benoit (trombón), Julien Soro (teclado y programaciones), Tam de Villiers (guitarra) y Edouard Séro-Guillaume (bajo), llevó al público de viaje por los más dispares paisajes sonoros.
Una característica del grupo es que toma inspiración de las ciudades que visitan para componer. De esa manera, escuchamos temas creados por el estímulo que ciudades como Hamburgo o Xian produjeron en la banda.
El resultado es como atravesar un portal onírico en un frenético viaje. El grupo toma la libertad del jazz para descoserla instrumentalmente, proyectando hacia afuera una energía que arrasa. Pero más allá de la música, los integrantes dan rienda suelta a las risas y palabras para el público, entre la sencillez y la diversión en escena.
La inventiva propuesta encantó a la platea del Asujazz, que ovacionó al quinteto francés, teniendo ellos que entregar un tema más. Ozma Quintet definitivamente marcó uno de los puntos más altos de todo el festival.
Pero sin dudas el broche de oro acertado, para una noche que iba en ascenso de energía, fue la presencia del pianista estadounidense Cameron Graves, con su envolvente espectáculo creado junto a otros músicos fenomenales: Mike Mitchell (batería), Max Gerl (bajo) y Colin Cook (guitarra).
El cuarteto entregó un set contundente, con temas propios de Graves, que forman parte de su disco “Planetary Prince”, y uno próximo a lanzarse, llamado “Seven”. La esencia de la música de Cameron se basa en el jazz, pero en el camino se nutre de una mezcla desde música clásica hasta el rock y el metal, y como consecuencia genera una música demencialmente explosiva e innovadora.
Basándose en ideas del cosmos y en lo espiritual, Graves exprime toda la potencia del piano y el teclado, consiguiendo embrujadas sonoridades. En ese contexto su cuarteto adquiere tonalidades oscuras, lo que da pie a que cada uno de los músicos de prueba de que son indudables virtuosos.
La gente no dudó en también ovacionar al grupo, volviendo a reclamar no uno sino más temas. El público parecía no tener intenciones de moverse de sus asientos, y los músicos ningún problema en continuar tocando.
Así, con la gente y su euforia a todo dar, esta cuarta y última jornada se caracterizó por la actualidad de las propuestas, sobre todo de Ozma y Cameron Graves, que nos presentaron nuevos esquemas dentro del espectro del jazz.
victoria.martinez@abc.com.py
