Medio siglo de un filme que ha marcado camino

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Tarjeta de invitación a la primera proyección de “El pueblo”. La película fue exhibida pocos días, hasta que una crítica en contra publicada en el diario Patria obligó a retirarla de la pantalla.
Tarjeta de invitación a la primera proyección de “El pueblo”. La película fue exhibida pocos días, hasta que una crítica en contra publicada en el diario Patria obligó a retirarla de la pantalla.

Hace cincuenta años se estrenaba en el Teatro de las Américas la película “El pueblo”, de Carlos Saguier, un filme experimental que se ha convertido en una obra de culto dentro de la filmografía paraguaya, a pesar de haberse exhibido muy pocas veces, debido a la represión de la época.

La película fue realizada en Tobatí en 1968 y comienzos del 69. “Fuimos a ese pueblo con Antonio Pecci con el fin de encarar el proyecto, lo que no se presentaba fácil durante la dictadura. Primero visitamos al cura, en la casa parroquial. Le expusimos nuestro proyecto y luego de muchas explicaciones, prometió ayudarnos. Después fuimos a ver al comisario. Nos escuchó en silencio, guarecido tras un vetusto escritorio de madera muy ajada. Nos observó detenidamente sin abandonar su ademán receloso. Sin embargo, tan pronto le comentamos que lo que iríamos a filmar allí sería exhibido por el Canal 9 de Asunción (lo que fue un mero recurso), su actitud cambió radicalmente. Nos explicó después que él solo disponía de dos “efectivos” –dos muchachos de no más de 18 años, armados con fusiles Mauser–, pero que vería de asistirnos en lo que fuere”, recuerda Saguier. El director menciona, además, las dificultades técnicas que debían enfrentar. Tobatí carecía en ese entonces de luz eléctrica, por lo que el equipo de iluminación que utilizaron funcionaba con dos baterías de automóvil. Cada tres días de uso, debían viajar a Caacupé, a fin de recargarlas.

“Queríamos mostrar un día en la vida de un pueblo del Paraguay. No regodearse en situaciones de extrema miseria, violencia o dolor. Convivimos con los pobladores por un tiempo filmando lo más posible. Así es como resultamos ser muy conocidos en el lugar, ya que la novedad de la filmación corrió rápidamente de boca en boca”.

La película fue procesada en los laboratorios Alex de Buenos Aires, y en Nueva York, donde se realizaron los efectos necesarios.

La primera copia fue exhibida en Buenos Aires a algunos invitados especiales, como Augusto Roa Bastos, Elvio Romero, José Asunción Flores, entre otros, quienes recibieron muy bien la obra. En Asunción, el filme se estrenó en el Teatro de las Américas, con buena recepción del público, a excepción de Mario Halley Mora, quien escribió una crítica en el diario Patria en la que decía que el filme no presentaba el pueblo feliz que era necesario mostrar. Ante cualquier reacción del régimen stronista, Pecci y Saguier decidieron guardar la película.

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Sin embargo, el filme fue exhibido en París y Nueva York, y a partir de 1989 fue proyectado en algunos festivales especiales.