Jimena abrazó el arte desde muy pequeña, formándose aquí en diferentes escuelas sobre todo en teatro musical. También tomó cursos de musicales en Nueva York, pero en 2016 ella decidió partir para vivir en Buenos Aires, estudiar y estar dentro del mercado de este género teatral.
El hecho de ir a vivir a otro país como también convivir con y hacerse amiga de personas de diferentes nacionalidades, con diferentes historias de vida y realidades, cambió su mundo. Un mundo que también estuvo teñido por días malos. Parte de eso es la premisa de “Un día menos”, donde “no está mal tener un mal día”, pero sí hay que aceptarlo y, si es necesario, pedir ayuda.
“Vi la necesidad de hablar de ciertos temas que no se tocan en nuestro país como la ansiedad, el suicidio, los remedios. El ver cómo hay situaciones o enfermedades psicológicas que se callan, o esa dependencia a hacer miles de cosas, ”, empezó contando a ABC Color la creadora del guion y de las canciones de la obra, que es dirigida por Coke Ruiz.
Para hablar de esto la excusa es que todos los personajes cuentan en sus dispositivos con una aplicación llamada “Organicer”, y es esta la que “ayuda” a lidiar con el día malo que enfrentan diez personajes.
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“Lo que va pasando es que los problemas de cada personaje realmente van a afectando a la aplicación a tal punto que colapsa y deja de funcionar, y ahí deben ver cómo siguen sin esa “app”. Lo que mueve así a la obra “es el mensaje de decir: no está mal tener un día malo, todos tenemos uno, y lo importante es cómo salir de eso”, señaló Ramírez.
Experiencias cercanas
En estos cuatro años que lleva en Buenos Aires ella vivió de cerca situaciones preocupantes con personas queridas. Un personaje, de hecho, fue inspirado por una de sus mejores amigas, una ecuatoriana que enfrentó ataques de pánico y hoy en día “es otra persona y abiertamente puede lograr hablar del tema”. Todo porque decidió aceptar lo que le sucedía y recurrir a especialistas.
“Específicamente el año pasado fue un año de aprendizaje, de que no está mal estar mal, también es sano permitirse sentir todo lo que sientas. No tapar ni dejar que nadie te diga “tenés que estar bien”. Si hoy querés estar mal es súper natural y súper humano”.
Asimismo, agregó que en nuestro país hay mucha desinformación, y temas como la depresión o la ansiedad no son abordados como se debería. “Entonces nadie hace caso, pero está pasando y cada vez le pasa a gente desde edades más tempranas, cada vez tienen menos herramientas y reaccionan de formas que no son las mejores y se terminan muriendo”, sentenció.
Jimena estuvo acompañada en la entrevista por Fredy Aponte, actor y quien colaboró en la finalización de las canciones del musical, y por la actriz Nath Aponte, parte del elenco.
Fredy remarcó cómo muchas familias paraguayas incluso no validan que una persona joven puedan entrar en depresión. “Lo más probable es que te digan: ¿cómo a esta edad vas a estar deprimido? andá jugá, salí; y ni siquiera le dan la suficiente importancia a eso”, indicó el actor cuyo personaje tiene “todo” y está conforme con una vida medianamente buena.
Por su parte Nath expresó que “la obra va a marcar un antes y un después en las personas porque es muy increíble, porque cuenta la vida de quienes viven el día a día, y hay quienes normalizan atragantarse con medicamentos, porque tratan de no sentir un poco de dolor y eso no está bien”.
“Son temas que el paraguayo no toca porque quiere dejar pasar porque piensa que va a pasar. Pero cuando alguien más se traga sus problemas va a llegar un momento en que va a explotar”, planteó Nath, quien hace de una chica quien nunca escuchó un no como respuesta y tenía una vida perfecta.
Ambos coincidieron en que sus personajes tienen algo de cómo ellos eran en el pasado, y por ende resulta “fuerte” encarnarlos. “Cada personaje es muy intenso. La obra en sí te llega demasiado. Las canciones están escritas con mucho amor y mucha dedicación”, añadió Nath.
Un lenguaje distinto
La artista expresó que si bien hace unos años se vienen presentando obras de teatro musical aquí, con una temática relacionada al estilo que se presenta en Broadway, ella prefiere explorar un lenguaje más independiente.
“No es una obra común. No quisimos hacer eso de mostrar a todos felices, luego hay un problema, después se soluciona y están todos bailando. Esto tiene el punto exacto entre lo emocional, lo duro y lo difícil, también con la risa y cosas muy nuestras, situaciones, palabras”, señaló.
Ramírez explicó que el teatro musical independiente maneja otro lenguaje y otro estilo. “Se está haciendo mucho acá ahora el teatro musical comercial y me parece que está genial, pero este también es un tipo de teatro musical y no se conoce”, manifestó.
Explicó que lo suyo es buscar “hacer algo sencillo y que sea igual de rico”. “Me nació empezar a poner mi semilla del estilo que yo quiero, porque es el lenguaje que quiero trabajar por el resto de mi vida y que más me llena como artista”.
Al decir de la autora, este encare teatral “es lo que más siembra y deja en la gente”. “Para mí tiene mucho más valor salir del escenario feliz porque sembraste algo en la gente a salir lleno porque recibiste aplausos. Que el artista salga feliz por lo que dejó que por lo que recibió en ese instante del final a mí como artista me sirve para toda mi vida”, pensó.
Además, valoró la oportunidad de poder tocar en escena temas y problemáticas de las que hay que hablar, según dijo. “Los jóvenes necesitan escuchar, los papás necesitan escuchar esto. Es un grito de auxilio que se tiene que hacer de alguna forma y si es a través del arte, mucho mejor”. La creadora aclaró que tampoco quieren decir que alguien va a solucionar sus problemas de la noche a la mañana. “Se empieza con decidir que hoy va a ser un buen día, y normalizar no los problemas sino que está bien tener problemas, porque a todos nos pasa y estamos todos unidos”, aseveró.
Asimismo, agradeció la confianza del director Coke Ruiz, quien desde que leyó el guion, hace casi un año, le expresó que este tema debía ser llevado a escena.
También dio gracias a su familia y amigos, por el cariño y la confianza que están sintiendo. “Hay demasiada gente que nos está tirando demasiada buena onda, y ahí es donde ves el fruto de lo que vos dejás y eso es importante, dejar cosas en la gente, y no pasar porque sí en sus vidas”, concluyó.
Las funciones de “Un día menos” serán el 7 de marzo, a las 21:00, y el 8 a las 20:00. Luego el sábado 14, a las 21:00, y el domingo 15, a las 20:00. Las entradas costarán G. 30.000.
La dirección musical es de Anahí Orrego y la asistencia de dirección musical, Eduardo Colina. En tanto la puesta coreográfica es de Carlos Villasanti. Jazmín Bogarín es la asistente de dirección y Valeria Alcaraz está a cargo de la producción general y ejecutiva. De la escenografía se encargó Jorge Ramírez y el diseño y realización de vestuario es de María de la Paz Alta Costura.
