Fue destacada la participación del solista de violín Óscar Aguilar Mas, para el “Concierto en Re Op. 61 para violín y orquesta”, de Beethoven.
La gran calidad interpretativa del violinista fue notable, para esta obra de gran belleza, dividida en tres movimientos. Aguilar Mas demostró un perfecto manejo de las intensidades que cada pasaje requería. Así pasó de unas rápidas escalas, sorteadas con virtuosismo y sin dificultad en los momentos más frenéticos, a la calma y sensibilidad, en las partes serenas. Realmente se notaba que sentía lo que tocaba.
De carácter dramático pero majestuoso, esta obra también tuvo una gran ejecución por parte de toda la orquesta.
El público premió a solista y orquesta con aplausos por varios minutos, así como enérgicos gritos de “¡bravo!”.
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En la noche sonó también “Enigma” (variaciones sobre un tema original) Op. 36, de Elgar, a cargo de la OSCA. Otra encantadora obra que cuenta con catorce variaciones, que el compositor había creado en base a retratos musicales de sus amigos. También rodea a esta obra un misterio, pues desde el momento de su concepción, el creador dejó al público imaginarse cuál era el significado de cada tema.
Así también la gala contó con la ejecución de la obertura de “La Vie Parisienne”, de Offenbach, en un concierto donde la magia del violín llegó a cada rincón de la platea.
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