Manuel Domínguez, polémico pero de una entrega total

Hijo de Concepción Domínguez y el coronel Matías Goiburú, Manuel Domínguez, uno de los hombres más polémicos del Paraguay, nació en Pilar en 1868. Esta es la fecha más aceptada, pues varios de sus biógrafos no se ponen de acuerdo incluso sobre el lugar donde nació.

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Eran tiempos de un Paraguay destrozado por la guerra y era muy difícil tener registros precisos de los nacimientos, entonces.

Su biografía, escrita por Sergio Cáceres Mercado, aparecerá con el ejemplar de nuestro diario el domingo 14 de julio.

Domínguez pasó su adolescencia en Itauguá e ingresó como becario en el Colegio Nacional de la Capital. Siguió luego la carrera de Derecho, mientras ejercía el periodismo y la docencia.

En 1899, año de la muerte de otro grande de nuestra Historia, Blas Garay, Domínguez obtuvo su título de doctor en Derecho con una brillante defensa de su tesis titulada “La traición a la patria”. Los fundamentos de esa tesis y su absoluto dominio de los postulados de la Constitución de 1870 fueron utilizados por Domínguez para defender a José Segundo Decoud de una acusación en la Cámara de Diputados.

El diputado Juan Silvano Godoi acusó a Decoud de “traidor a la patria” porque supuestamente tenía la intención de anexar el Paraguay a la Argentina. En esa célebre polémica, Manuel Domínguez prácticamente destrozó los argumentos de Godoi, y su prestigio como abogado, parlamentario y polemista temible se extendió a todo el país. Y llegó a ser conocido también en el exterior.

En el Círculo de Prensa de Buenos Aires, dio una conferencia titulada Paraguay. Su exposición contenía datos sumamente llamativos, como: “Hay en Alemania 146 idiotas por cada 10.000, habitantes; en Inglaterra 129; en los Estados Unidos 153; en el Paraguay ese porcentaje solo alcanza 9. Es caso único. Ningún país ofrece cifra tan mínima”.

Otros datos lanzados por Manuel Domínguez en Buenos Aires fueron: “En España hay 148 ciegos por cada 100.000 habitantes; en el Paraguay, donde el uso del anteojo es menos frecuente que en otras partes, apenas los ciegos llegan a 44. El porcentaje de sordomudos en Suiza sube a 245; en el Paraguay no excede de 39. El promedio anual de defunciones por cada 1.000 habitantes es 22 (y una fracción) en casi todos los países; en el Paraguay ese promedio oscila entre 15 y 16. La probabilidad de la vida resulta allí mayor que en otras partes y así las cifras vienen a confirmar el aserto categórico de Azara: El Paraguay es el país más sano del mundo”.

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