Son algunas de las exquisitas obras del barroco cuzqueño que despiertan admiración en el Museo de Arte Sacro de la Fundación Nicolás Latourrette Bo.
En coincidencia con el 194 aniversario de la independencia del Perú, el Museo de Arte Sacro habilitó la muestra Esplendor del Barroco Cuzqueño, que podrá ser visitada hasta el próximo 9 de agosto (Manuel Domínguez y Paraguarí).
“La cuidadosa selección de obras de la exquisita colección Nicolás Latourrette Bo demuestra en cierta medida las afinidades culturales y artísticas que hermanan a los países de Perú y Paraguay”, destacó la embajadora peruana, María Cecilia Rozas Ponce de León, al agradecer la realización de la muestra.
Agregó que los lazos entre ambas naciones se dan en valores, cultura, lenguaje, creencias, visiones, tal como lo evidencia la obra del jesuita lingüista e historiador peruano Antonio Ruiz de Montoya, quien en el siglo XVII se dedicó a estudiar con prolijidad el idioma guaraní, publicando un diccionario, una gramática y un catecismo en esa lengua, además de demostrar una permanente voluntad de defender la cultura guaraní.
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La ciudad de Cuzco, centro del inmenso Imperio Inca, era considerada el “ombligo del mundo” por los antiguos habitantes de la América del Sur precolombina, pero en 1532 con la conquista española fue desplazada por Lima, aunque siguió siendo una de las ciudades más importantes, centro comercial y cultural de los Andes.
Al amparo de ese esplendor surgió y se desarrolló la Escuela Cuzqueña de los siglos XVII y XVIII, de donde provienen las obras que atesora el mecenas Nicolás Latourrette Bo en su colección privada.
Los pintores y escultores de Cuzco eran indígenas y mestizos, quienes desarrollaron el arte cristiano peruano con su propia estética. “Las formas y los símbolos heredados de la cultura andina fueron incorporados a las pinturas religiosas, formándose así uno de los más originales productos del mestizaje hispanoamericano, la Escuela Cuzqueña”, dice el museólogo Luis Lataza.
Cada obra expuesta remonta a un pasado de esplendor y misticismo que invita a una contemplación serena que reconforta el espíritu.
